Tarde de vacunas y otras historias

Ayer tuvimos uno de esos momentos en el que si pudiéramos nos cambiábamos por nuestros hijos, y no, no es ni el día de los Reyes Magos ni un día en el mejor chiquipark del mundo… ayer tocaba vacunas. Decidimos vacunarlos a los dos a la vez para así zafar de las dos cosas en el mismo momento, así que pedí la cita para la vacuna de los 3 años de Iván y la de los 2 meses de Antía. A Iván le había pedido la cita en agosto, pero se me olvidó -así en pequeñito porque me da hasta vergüenza decirlo, mea culpa-.

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Menos mal que me puse la alarma en el móvil, porque si no se me habría olvidado de nuevo. Justo cuando iba a relajarme un ratito en el sofá escucho el pipipipiiiii, ¡ostras, las vacunas!, por suerte puse la alarma con la suficiente antelación como para que nos diera tiempo a vestirnos. Llegamos a la consulta de enfermería a la hora en punto y no tuvimos que esperar nada para entrar, pues en ese momento salían los pacientes anteriores, entramos y la enfermera nos preguntó si era nosequien ó nosequien, y yo le dije que no, que eran Iván y Antía, “¿Cómo?, no puede ser, aquí no están citados”; no, no puede ser, abro la cartilla de Antía y saco las dos citas y entonces me quiero hacer chiquitita, la cita era para el día 28, me he vuelto a equivocar… Ahí tengo a la enfermera mirándome con cara de “a ver qué hacemos ahora” y mi marido sin decir nada pero con cara de “si es que no me extraña” y yo pensando “como diga algo le contesto, que esto pasa por ocuparme yo de TODO“.
La enfermera fue buena gente y decidió vacunarlos igualmente. Así que procedió a tomar los datos de los peques y las vacunas -se ve que tiene que registrar los lotes y CN de todas las vacunas que ponen a cada paciente-, y cuando ya estaba todo listo dice Iván -pobre mío-:
– “Venga Mamá, pon a la hermanita aquí, en la camita”
– “No cariño, te toca a ti”…
Claro, el pobre se creía que íbamos al médico de la hermanita como él suele decir, y puso cara de confusión pero no opuso resistencia, supongo que porque no sabía qué iba a pasar. La enfermera le dijo a Papá que se sentara en la silla con el niño en el regazo, y allá que se fue con la jeringuilla en mano. Iván aguantó como un campeón, yo creo que no sabía qué era todo aquello, miró atento cómo le pinchaba la aguja sin protestar y solo se quejó cuando penetró el líquido, pero como fue rápido en cuanto la enfermera retiró la aguja dejó de quejarse.

-“¡Qué bien mi niño, eres todo un campeón, qué bien te has portado!”
Y el pobre, con cara de pero qué he hecho yo para merecerme esto me contestó:
-“Sí Mamá, ¿me das un premio de campeón?”
Y Mamá le dio un Huesitos blanco que llevaba preparado para la ocasión.

-“Bueno Iván, que no solo te pinchamos a ti, a la hermanita también la van a pinchar, porque esto sirve para que no os pongáis enfermitos ni tú ni tu hermanita”.

Antía se había quedado dormida y me dijo la enfermera que la espabilara un poco, pero ya podían tirar cohetes que la Princesa ni se enteraba. 

Primer pinchazo en el muslo izquierda: ¡ays qué panzá de llorar!
Segundo pinchazo en el muslo derecho: ¡ays qué panzá de llorar!
Tercer pinchazo en el muslo derecho: ¡Mamá, por qué dejas que me hagan tanto daño!
Mamá sufriendo; Papá sufriendo; Iván diciéndole a la enfermera “¡Deja ya a mi hermanita, que le estás haciendo daño!” intentando apartarla y proteger a Antía con sus manitas. Mi niño.
Al acabar tuvimos que esperarnos un ratito en la sala de espera, por si había reacción. Antía siguió lloriqueando un poco pero pronto se tranquilizo en los brazos de Mamá…

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Iván como si nada, después de comerse su premio Huesitos, rebuscó en su bolsita de la merienda de Mickey, sacó el petit suise y la cuchara y a merendar se ha dicho…

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Y como eran ya las 6 de la tarde, nos fuimos a dar un paseo y aprovechamos para ver una exposición de la Obra Social de La Caixa sobre el Camino de Santiago, tenía muchas ganas de ir -la tierra tira- y ayer era un buen momento. Aproveché también para cangurear un rato con Antía, y fue la mejor idea, pues habría sido un latazo meternos en la exposición con el carrito. 
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Mi niña se echó una siesta a placer mientras Mamá disfrutaba de la exposición. Iván entró con miedo, ya que estaba todo muy oscuro, así que Papá lo cogió en brazos, y cuando nos dimos cuenta se había quedado dormido, si es que este niño cuando no duerme siesta es salir a la calle y caer donde sea. La exposición es breve, así que al salir nos tomamos un cafelillo los papás tranquilos, y luego aprovechamos para ir a hacer unos recados, entre ellos recoger la canastilla de recién nacido del supermercado MAS, que es una caja de regalo con varios productos que no está nada mal (aunque se ve que hay crisis si la comparamos con la que me dieron cuando nació Iván).
Pero Iván y Antía no fueron los únicos en recibir pinchazos, me dio por llamar a la abuela, “Mamá, ¿Dónde estás?, “en urgencias, que estoy hinchada y me pica todo el cuerpo”, pues allá que nos fuimos, mi madre tenía el cuerpo lleno de ronchas e hinchazones y se rascaba cosa mala, el médico (que hablando parecía Dinio aunque físicamente era más como un pequeño Buda) dijo que era una intoxicación alimentaria, pinchazo de Urbasón al culete de la abuela y marchando. Y aún nos dio tiempo de ir al Hipercor a comparle el saquito polar para la silla a Antía, y los zapatos para el cole, calcetines y calzoncillos para Iván, que aprovechando la Quincena del Bebé pagamos por todo 53€, no está mal ¿verdad?.
Al llegar a casa tocó control de vacunas, es decir, ver que no había reacción. Iván como siempre, la verdad es que nunca hemos tenido problema con las vacunas, ninguna le ha dado reacción. Antía estaba algo destemplada, así que le tomé la temperatura, que le iba subiendo muy poquito e hizo algo de febrícula, 37,6º, así que le dimos un poquito de Apiretal y a dormir.
Vaya tarde, ¿eh? y eso que no teníamos pensado nada especial, si no llega a sonar la alarma del móvil posiblemente nos habríamos olvidado de las vacunas y habríamos dado un paseo por la plazoleta, o nos habríamos acercado al paque del barrio, y poco más. Al final hubo un poco de todo, me dio tiempo hasta de acompañar a la abuela en urgencias y entrar con ella, y volvimos con las compras necesarias hechas.
Bueno, prometo en breve recoger premios pendientes, contaros mi opinión sobre el colegio de Iván, mi opinión sobre la SEGO y sus cosas, hablaros de compras maestras, cangureo, y anticiparos que huele a concurso, y hasta aquí puedo leer…
Y ahora me voy al cole de Iván, que me acaban de llamar, adivinad por qué… Ains…

9 thoughts on “Tarde de vacunas y otras historias

  1. Maria

    POBRECITOS, HAY QUE VER LO QUE LES MOLESTAN LAS VACUNAS, PERO EN MI OPINIÓN SON NECESARIAS… ME ALEGRO QUE EL TRÁMITE PARA IVÁN PASARA RÁPIDO… Y QUE LINDO PROTEGIENDO A SU HERMANA… NOSOTROS TENEMOS UNA enfermera en el centro de salud que me encanta como pone las vacunas, intento que sea ella quiens e las ponga a la gorda… Espero que Iván no esté muy maluscón, un besito

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  2. Bea - Nanita Nana

    ¡¡Qué guapos están!! Eso de defenderse siempre lo harán, por mucho que se peleen, cuando alguno necesite ayuda, el otro le socorrerá jejejejeje.
    Mi hermano y yo éramos así. Nos matábamos, pero luego no podíamos pasar el uno sin el otro.

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  3. Jeza Bel

    Ayy…que mal lo de las vacunas eh??…iván es todo un campeón, porbre Antía, es tan chiquitita!!!
    Vega no suele llorar con las vacunas y por ahora nunca le han dado reacción, ójala sigamos así, pero me temo que según se van haciendo más mayores el tema vacunas se complica!!!!y da tanta penita verlos así!!!!

    Antía se parece mucho a su hermanito no??….o me lo parece a mí por las fotos que veo!!!

    Qué mala pata lo de la abuela…espero que ya esté recuperada!!

    Besos

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  4. Mamá Blue!

    pero q dia! con muchas cositas, lo de las vacunas, pues pobretes, aunque el harmano mayor todo un campeon!, la chiquitina ainsh, es q pasar de un dulce sueño a un pinchazo no debe ser nada agradable.

    Un beso!

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  5. London

    Has probado la tetanelgesia?? la próxima vez que vacunen a Antía póntela en el pecho, verás que diferencia.

    Besitos

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  6. Carol

    Pobres, con las vacunas, yo la primera vez que fuimos al pediatras a ponerle las vacunas a la nena casi me pongo a llorar con ella, menos mal que estaba el papá también.
    Qué lindo tu hijo protegiendo a su hermanita.
    Besitos

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  7. Frikimami

    ¿Qué paso? Se te puso malito?

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  8. Nereida

    MARIA yo también creo que son necesarias y beneficiosas, de hecho a la vista está que hace 30 años el sarampión era de lo más habitual y hoy en día es muy raro verlo, por algo será. Pero se pasa un mal momento viendo a los chiquitines llorar…

    JEZABEL, yo no les veo parecido a los hermanos, a lo mejor dormidos sí, pero despuertos son totalmente diferentes. Mi madre mejor, si además estábamos en la consulta muertas de risa jajaja

    MAMA BLUE pues a Antía aún le quedan pr poner, pronto toca el Prevenar y creo que la siguiente es a los 6 meses si no recuerdo mal, los primeros 15 meses sin muchos pinchazos, pobrines!

    LONDON, es que la nena venía recién comida con ración doble y tenía sueño, probé a darle teta pero no quería, el pinchazo la espabiló a la pobre, pero la conozco si jajaja

    CAROL te juro que si pudiera me pinchaba yo por ella, porque es una pena verlos llorar de esa manera.

    FRIKIMAMI mala me puse yo cuando ví el pastel que me traía en el calzoncillo. Ains que paciencia…

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  9. Annie74

    Menuda tarde¡¡ Pobrecitos.. que de agujas…
    Al final la tarde no estuvo tan mal con la exposicion de la caixa noo??
    Menudos ojazos tiene Antia¡¡
    besos.

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