… a estas horas estaba a punto de conocer a mi princesa. Estaba en el momento crucial de mi parto, a puntito de ese lento, controlado, doloroso e intensísimo expulsivo que dio paso a la vida a mi niña pequeña. Jamás olvidaré ese momento, si de algo sirve parir sin epidural es que se queda grabado a hierro el recuerdo de sentir cómo tu bebé se abre paso a la vida a través de tus carnes; recuerdo nítidamente el dolor de las últimas contracciones, tan fuertes e intensas, la sensación de la cabeza de mi niña a punto de salir, la tensión de mi periné que parecía que iba a estallar, cómo me dolía pero cómo controlaba mi fuerza para no dañar a mi niña, y ese último empujón en el que mi pequeña por fin salió, grité de alivio porque ya no me dolía nada y, sobre todo, porque por fin la tenía conmigo.
Recuerdo como si fuera ahora mismo su cuerpo húmedo y calentito sobre mi pecho, sus primeros llantos, su primera mirada con esos ojos tan bonitos, tan abiertos, mi niña nació tan despierta… Recuerdo dolor, sí, pero sobre todo recuerdo felicidad extrema que compensa todo lo pasado para llegar a ella. La felicidad de acabar bien un embarazo, de disfrutar un parto natural, animal, salvaje como solo el cuerpo de una mujer sabe, de recibir a mi hija con los brazos abiertos para cobijarla, y mi pecho dispuesto para alimentarla. Y es un recuerdo bien agarrado, se que no lo olvidaré jamás, que me basta cerrar los ojos para revivir cada una de las sensaciones vividas para traer a mi niña al mundo.
Son solo tres meses, pero se que es algo que no olvidaré en la vida, al igual que no olvidaré la sensación de dar a luz a mi primer hijo, me parece maravilloso que un dolor tan extremo e intenso se convierta en algo tan maravilloso y que entraña tanta felicidad, y que a pesar de que pase el tiempo pueda seguir recordando cada momento como si lo viviera de nuevo.
Tres meses después también recuerdo cosas que la felicidad extrema del momento bloquea en la mente para no estropear el momento. Recuerdo que tuve un parto natural y respetado, pero también recuerdo que pudo no haber sido así, que hubo una persona que intentó estropearlo y que, por el motivo que sea y desconozco, afortunadamente desapareció de la escena para no empañar la buena marcha de mi parto.
Esa persona fue una matrona que se creyó en la potestad de pisotear mis derechos como mujer, paciente y parturienta, aplicando su protocolo de actuación al margen de mis deseos bien reflejados en mi plan de parto que, o bien no le leyó, y si lo hizo se lo pasó por el forro de la bata. Esa matrona se creyó en el derecho de inyectarme Buscapina por vía introvenosa cuando en mi plan de parto especifiqué que no quería vía introvenosa de no ser necesaria, y que no quería que se me administrara ningún tipo de medicamento para estimular la dilatación; esa matrona se creyó en el derecho de romperme la bolsa amniótica, ya que yo presentaba una rotura parcial, y aprovechó mi debilidad durante una fuerte contracción para romper la bolsa, sin mi consentimiento y pese a mi negativa inicial; esa matrona que abusó de mi confianza y de su profesionalidad para trabajar conmigo a su antojo, vulnerando mis derechos y pudiendo por ello estropear uno de los momentos más maravillosos de mi vida. Afortunadamente su actuación tuvo pocas consecuencias, me enteré de que me había inyectado Buscapina porque a los pocos minutos comencé a sentir náuseas y fue la matrona que finalmente me asistió en el expulsivo la que me informó de ello, cerrando al momento la vía; con la rotura de la bolsa me acordé mentalmente de su familia pero yo no estaba dispuesta a darle carne en ese momento y arriesgarme por ello a que se pudiera convertir en un mal recuerdo.
Tres meses después a estas horas ya tenía a mi niña en brazos, y ese recuerdo sigue tan vivo como en ese momento, solo que ahora miro a mi lado y veo a mi preciosa chiquitina durmiendo plácidamente. No puedo evitar pensar que es un milagro tenerla conmigo, es un milagro poder dar vida a algo tan bonito, me siento la mujer más poderosa del mundo por tener la capacidad de crear una vida, no hay nada en la vida que esté a la altura de eso.
Mi chiquitina, cómo me alegro de tenerla con nosotros. Cómo disfruto con cada uno de sus avances, sus sonrisas, sus juegos, sus miradas. Aunque no cierro la puerta a una nueva maternidad, sí que me doy por satisfecha porque con la llegada de Antía siento que nos hemos completado. Me siento orgullosa de haber logrado crear una familia, mi familia.
Qué emocionante el relato (a pesar de la matrona dichosa!), me ha encantado.
muy bonito el relato y que pudieras dar a luz sin la epidural.. uff yo a punto de ser madre de nuevo no puedo pensar en dar a luz sin la epidural jejej, que lo he puesto en mi plan de parto que he hecho gracias al leer el tuyo, un beso
nuria
Que bonito Nereida!!!!!
Jo, como pasa el tiempo, Antía ya tiene 3 meses!!!
Felicidades!!!!!
Un besazo
Felicidades!! 3 meses ya, como pasa el tiempo… menos mal que te mantuviste en tu sitio y la matrona no te fastidio el parto… Un besito guapa y enhorabuena por esa familia
Feliz cumplemes!Si hace nada que ha nacido y ya 3 meses madre mia…
Que bonito relato a pesar de esa matrona.
Besotes
Feliz tercer cumplemes Antia¡¡¡
Feliz cumplemes!
Qué bonita historia. Menos mál que esa matrona desapareció para dejar que las cosas siguiesen su curso, no entiendo la prepotencia de esa gente.
Besitos
Feliz tercer cumplemes Antía!! Y felicidades tb a tí!!
Aférrate a esos bonitos recuerdos del parto y que le vayan dando a la matrona entrometida!!
Besos, guapísima.
feliz tercer cumplemes¡¡¡enhorabuena por esa pedaso de familia que tienes, besos
Que bonito post, delicidades Antía!