No, el título no es una exageración ni una forma de hablar, aunque sí es lo que se me pasa por la cabeza, tal cual pensado, cada vez más a menudo. Empiezo a tener la ligera sospecha de que estoy perdiendo oído, y no es algo que me haga gracia alguna.
Te pongo en antecedentes. A pesar de que nunga he tenido problema de oídos, ni a nivel físico ni a nivel sensorial -de hecho, como se suele decir, tengo “muy buen oído”- a excepción de alguna otitis puntual, siempre he tenido tapones de forma recurrente.
Según mi otorrino, tengo el conducto auditivo muy estrecho por lo que es fácil que se me acumule cera y se forme tapón. Esto supone que al menos un par de veces al año tenga que ir a la enfermera de mi centro de salud a quitarme los tapones, cosa que no es nada agradable, pero menos agradable es la sensación de tener agua dentro, no escuchar bien o lo que es peor, que la presión del tapón me cause dolor.
Antes tenía seguro privado y podía acudir al otorrino
directamente pero ya no, así que estoy pensado en hacerme un test auditivo y si se confirma mi sospecha, solicitar al médico de cabecera
que me derive al especialista.
El problema está en que desde la última vez que me quité los tapones, hace unos meses -no recuerdo exactamente cuantos, la verdad, pero ha sido en este año- la presión del oído persiste aunque no tengo la sensación de entaponamiento típica, y lo que es peor, empiezo a tener la ligera sensación de que realmente no escucho bien, a pensar de no tener el tapón habitual. Primero, porque cuando me doy cuenta en lugar de hablar grito, aunque yo no me escucho un volumen fuerte, pero me consta que es así; segundo, porque son demasiadas veces las que acabo escuchando “oye, que te he dicho tal y no te has enterado” y es que realmente no lo he escuchado, a lo que acto seguido viene la recurrente frase “anda hija, que estás sorda como una tapia”, que de tanto que me la dicen me la empiezo a creer.
La presión en el oído es constante, es decir, ahora mismo es como si tuviera algo en ambos oídos que me aprieta hacia adentro, aunque como digo no es la misma sensación que cuando tengo un tapón. Esta presión es molesta y en ocasiones me provoca dolor de cabeza e incluso nauseas, aunque tampoco puedo asegurar que sea todo de lo mismo, pero estoy con la mosca detrás de la oreja porque no me había pasado nunca.
No es que no escuche, porque mi sensación es que escucho perfectamente los sonidos normales, pero sí es cierto que muchas veces les tengo que decir a mis hijos que me repitan lo que han dicho porque no les he entendido, los pobres me repiten las cosas tres veces y al principio yo lo achacaba a que ellos no habían pronunciado bien, pero ya pasa demasiado a menudo, así que mis sospechas han comenzado por ahí principalmente.
Lo peor de todo es que mis hijos son muy gritones. Bueno vale, se que me dirás que como los tuyos y como todos, no te voy a quitar razón, pero en mi caso mi mayor en su impulsividad se expresa el 90% del tiempo gritando, y cuando hace la puñeta a su hermana ella grita como si la estuvieran matando, por no decir que mi pequeñín ya sabe que dando gritos llama mi atención, yo acabo gritando porque con sus gritos no me hacen ni puñetero caso por lo que mi casa parece una casa de locos y para mi es realmente desesperante.
Esto, que es a diario y más en vacaciones que están todo el día en casa, me provoca un dolor de cabeza de querer cortármela, y lo paso fatal por los oídos porque la sensación de presión aumenta con el ruido, a más cuanto más fuerte es. En general me molestan todos los sonidos cuyo volumen suba de lo normal, vamos, que lo mismo no me entero de lo que me dicen que lo mismo tengo que bajar el volumen de la tele porque no lo soporto.
Así que no quiero decir que esté preocupada pero lo cierto es que no acabo de quedarme tranquila, y temo que lo que pase es que me hayan hecho daño al extraerme los tapones de los oídos, porque para colmo, al tener el conducto auditivo tan estrecho, los tapones son de difícil acceso, cuesta trabajo deshacerlos para que salgan y para mi es un momento muy desagradable. Y si la sensación del tapón es incómoda pero de fácil arreglo, pensar que pueda estar perdiendo oído me aterra.
Hablando de esto, recuerdo que al última vez que fui a quitarme los tapones llevaba a mi Bollicao en la bandolera y al entrar en la consulta la enfermera, que estaba de mal café esa mañana, al verme con el niño colgado me soltó que cómo me iba a quitar los tapones del oído con el niño encima. Yo, sin abrir mi boca levanté mis brazos, agitándolos como diciendo “hola qué tal, tengo las manos libres y el niño está en el cuarto sueño”, con gesto de café aguado y sin azúcar me indicó que me sentará, me quitó los tapones y santas pascuas.
Y así andamos, al verdad es que desde que di a luz entre una cosa y otra físicamente no acabo de remontar, y no he querido darle demasiada importancia a este tema pero llegada a este punto creo que no debo serguir ignorándolo, no sea que por restarle importancia acabe siendo algo de más gravedad. Yo por si acaso no voy a dejar de consultarlo con mi médico de cabecera, cruzando los dedos para que sigan siendo mis puñeteros tapones y no que esté perdiendo oído de verdad.
Hola, espero que al final solo sean unos tapones, pero haces bien en intentar ir al médico cuanto antes. Nosotras siempre nos dejamos para el final, pero tenemos que cuidarnos. Ya nos contarás al final que tal los oídos. Animo y un besito.
Pues parece que algo de tapón hay pero me han mandado directamente al otorrino porque sí se aprecia algo de pérdida de audición, así que a ver qué me encuento. Muchas gracias 😉
Pues si, haces bien consultándolo con tu médico, no vaya a ser que sea algo más que los tapones.
Por otra parte, yo tengo que ir sacarme uno porque me causó vértigo hace un par de semanas… o al menos espero que fuese eso..
Odio los tapones en los oidos, me hacen pasarlo realmente mal. El médico me ha derivado al otorrino, a ver qué sorpresita me llevo. Un besote.