Últimamente tengo yo unos encuentros con la abuela materna de mis pollitos de no te menees. Estamos en el plan de:
Sí, y para deshacer todo aquello que los padres vamos consiguiendo.
Pues no. Soy la primera que propicia que mis peques tengan todo el contacto posible con sus abuelos, yo vivía con mi abuela y siempre tuvimos una relación muy especial, por eso no quería que “los abuelitos” fueran solo una visita de fin de semana, que vienen con un regalito o una chuche de cortesía. Y es así que mis niños pierden pie con sus abuelos, con todos.
Con abuela materna porque es la cuidadora mientras nosotros trabajamos.
Con abuelo materno, que con todo lo “saborío” que es y lo poco que se relaciona con la gente -es así, qué le vamos a hacer al hombre- con sus nietos es otra persona. Bueno para mis niños y bueno para él, eso es indiscutible.
Con el abuelo paterno, que ya va de paso de nietos -tiene 7 y los míos son los más peques-, está más mayor que los maternos y Papá no hace todo lo posible para que el contacto sea más habitual, pero aún así mis niños a cariñosos no les gana nadie y lo adoran.
Con la abuela paterna… Antía aún es pequeña pero Iván hace mucho que entiende el concepto de la muerte y sabe que, pese a no o haber conocido a su Abuelita Trini, para él es como si existiera, no está con nosotros pero la tiene presente.
Pero aquí el quid de la cuestión es la abuela materna, o sea, mi madre. Que pasa mucho tiempo con ellos, es mi comodín para todo, y también la que me critica cada vez más y me dice lo que tengo que hacer. Y yo que soy muy cojonuda, no hay nada peor a que me digan lo que tengo que hacer, porque justamente hago lo contrario, sí, soy asín.
Iván llega a casa de la abuela y hace lo que le da la gana, básicamente porque la abuela lo consiente. Hay cosas que me da igual pero otras cosas que por ahí no paso. Porque a la hora de comer hay que sentarse a comer en la mesa como personas civilizadas, y no comer en el sofá con el plato sobre las rodillas o en una bandeja para ver la tele. Que no. Y en mi casa comemos todos en la mesa, que sí, que está frente a la tele, pero si estuviera en otro lado no comeríamos en el sofá con bandejas individuales para no perdernos la programación del mediodía, estaría bueno. Así que bronca.
Cuando estaba embarazada de Antía recuerdo que al ir con Iván por la calle no le daban la mano, lo dejaban ir solo, hasta que un día les tuve que explicar que con mi barriga o con un futuro carrito no podría correr detrás de Iván si salía corriendo, y que si va de la mano nos evitábamos sustos. Malas caras pero aceptaron.
Por una cosa o por otra siempre tiene algún motivo para cuestionar mis decisiones o mi manera de hacer las cosas y hay que tener mucha paciencia para que ello no derive en una discusión sin sentido. Y digo sin sentido porque, mejor o peor, bien o mal, los que educamos somos Papá y yo. Y porque a mi madre podrá gustarle más o menos, pero si inculcamos una educación o unas reglas, cuanto más coopere la familia mejor, pero si lo que conseguimos se cae en cuanto los abuelos están delante, mal asunto.
Luego está el tema de no recordar cómo era ella conmigo cuando yo era pequeña. El otro día mi madre me reprendió por castigar a Iván. No le grité, no le pegué, no le reñí injustamente, simplemente le dije que lo que había hecho no estaba bien, que no se debe hacer y que mamá estaba muy enfadada porque le había pedido por favor que no se comportara así. El castigo fue que a la hora de la merienda no había galletas de chocolate, si quería merendar tenía su bocadillo de jamón pero de premio de chocolate nada de nada.
Mi madre me puso de tirana para arriba, que si es un niño, que si déjalo, que si mimos y ven para acá que mamá es tonta, que si pitos y flautas. Y ahí saqué yo los trapos sucios, sí, aquellos que guardo en mi mente porque no puedo olvidarlos, aquellos de cuando según ella me portaba mal me ponía sobre sus rodillas y me daba unos buenos cachetes en el culo. Alguna vez también me ha caído alguno que otro en la mejilla. Y siempre con el “me duele más a mi que a ti”. Qué rabia me daba eso, ahí con el culo ardiendo que osara decirme que a ella le dolía más. Y un carajo.
Me quedé sin palabras cuando mi madre dijo que eso era mentira, que ella jamás me había cacheteado así. Y yo pensé qué bendita memoria, porque a mi no se me ha olvidado ni uno de esos momentos. No quise ahondar en el tema porque no creo que sirva de nada sacar ese tipo de trapos al aire, y porque si yo soy cabezona, mi madre Tauro lo es más. Tampoco nos iba a llevar a nada bueno hablar de eso, pero sí le quise hacer entender que quizás yo cometa muchos fallos a la hora de criar y educar a mis hijos porque no soy perfecta, pero que ella también los cometió, y de eso también se aprende, para lo bueno y para lo malo. Se que le sentó mal recordárselo y a mi no me gustó hacerlo, pero si me hace sentir mal por castigar a mi hijo cuando creo que debo hacerlo, me sale recordarle cuán severa era ella conmigo.
Pero con todo esto he aprendido algo muy importante además de que con las abuelas es muy difícil llegar a un consenso. El que castiga puede que con el tiempo lo olvide, el que recibe el castigo no lo olvidará nunca. Un mantra que procuraré tener bien presente cuando esté a punto de perder la paciencia y aplicar un castigo injustificado o desmesurado. Aunque msi castigos -no chocolate, no tele, no galletas- estén lejos de los cachetazos de mi señora madre.
Aún así, con la diferencia generacional, la eterna comparación de “porque tú porque yo” y las diferentes maneras de ver las cosas, no cambio por nada la relación que mis niños han forjado con sus abuelos, y a falta de Papá o de yo misma, nadie mejor que la abuela para cuidar de ellos. Aún con nuestras diferencias, es la única persona a quien confío plenamente a mis hijos.
como te entiendo, mi abuela con mis primos es igual, y por mas que le digas le da igual… y mi suegra hoy me dijo la frase : cuando tngs al bebe tu lo educaras y yo la malcriare.. creo que lo noto todo en mi cara jajaj un beso guapa
Dan por hecho que tiene que ser así 😉
Pues fíjate que yo recuerdo a mi abuela como una persona que no nos consentía y si nos tenía que castigar, lo hacía… y siempre la he querido mucho (el poco tiempo que pude disfrutar de ella, por desgracia)y le guardo muy buen recuerdo… por eso tampoco me gusta nada que las abuelas de mis hijos vayan por detrás si les reprendo alguna actitud… santa paciencia!!! (que no la tengo, por cierto, jejeje)
Yo con mi abuela tuve una relación diferente al vivir con ella, claro que me reñía pero me consentía más que nadie, mi abuelita se lo daba toda a su única nieta. Yo no me esperaba que mi madre fuera así, con lo severa que fue conmigo pero ya ves, ser abuelos les cambia totalmente ;). O será que se arrepienten de los errores cometidos como padres y los enmiendan con los nietos.
Pues yo no recuerdo que me consintieran, la verdad. Al contrario, me cayeron broncas por arriba y por abajo xD
Pobre jajaja. Pues mi abuela consiente a los nietos lo que quieren la jodía jajaja.
Te entiendo, pero no sabes como!!! Mi madre nunca ha sido demasiado severa conmigo, pero es que con los niños es mas blandica que un helado derretido!! lo mismo pasa con mis abuelos, ella murió siendo estricta pero mi abuelo ha dado un cambio radical, este invierno que ha estado malo en casa no sabes la de broncas que hemos tenido, porque era un constante tira y afloja de ven que mama es mala, ven cariño que mamá no te entiende…. Y eso por no hablar de mis métodos de crianza, de la teta, el colecho,del porteo, de darles opciones, etc etc
Y la parte mala no es esa, no… lo peor es mi suegra!! a mi familia tengo la confianza para decirles 4 cosas, nos podemos gritar, pelear pero no pasa nada. ¿que pasa con mi suegra? pues que cuando la riño o me enfado me toca pelea matrimonial porque le va llorando a su hijo en plan dramas de la casa de la Pradera, en fin.
Peazo desahogo me he pegado jajaja. Besitos
Qué bien te ha venido ¿eh? Mi madre por suerte no critica mi crianza porque sabe que me funciona, me ha tenido que dar la razón con la teta, por ejemplo, después de el "10 minutos en cada teta y cada 3 horas" y ella portea a Antía así que ahí no hay problema.
Pero claro, el que yo imponga unas normas, unos límites y que en su casa o en su presencia se salten a la torera, pues eso sí que no. Y esa es nuestra lucha.
Lo de "mamá es tonta" y "mamá no sabe" me pone mala. Eso es motivo de contestación dura seguro.
yo no pude conocer ni a mis abuelas ni a mis abuelos (los 4 murieron siendo mis padres muy peques), es por ello q me encanta q Sofía sí los conozca y sobretodo los disfrute.
Pero eso no quita para q me moleste bastante q yo diga blanco y hagan negro… y lo siguen haciendo… y da igual como lo digas porq te llevas el malestar y se sigue…
en fin…
A mis 5 hermanos y a mí nos pegaban cuando nos portábamos mal. No muy fuerte, pero nos daban. A mí en concreto me decía mi padre antes de la bofetada "Quítate las gafas". Se ganó mi obediencia pero perdió mi respeto, para siempre.
Te entiendo, pero creo que el problema serio es cuando sucede esto con tu suegra, no con tu madre, porque con tu madre tienes confianza para hablar, con tu suegra nunca tendrás tanta confianza no tanto de nada como con tus padres. Bien diferente sería esta historia que cuentas si fuera con tu suegros y no con tus padres. Aún así, es pesado igual, pero a ver que le dices a tus suegros sin ofender, sin quedar mal… para que no te contradigan en la educación de tus hijos, porque la cosa es sería…
Pues perdona mi intromisión pero para mi es quitarte tu autoridad como madre.Ni ella por muy madre que sea tuya lo ha de hacer.Ni por que te ayude a cuidarlo tiene el derecho por encima de ti.
Tu no has echo nada grave solo educar a tu hijo y ella a ido de salvadora para ser siempre la buena y consentirlo.