Sí, para nosotros ya se ha iniciado la cuenta atrás, y es que ya hace mucho que pasamos el ecuador del embarazo y cada vez vemos más cercano el gran momento. Estamos con la habitación de Iván liados a tope, ocupa casi todo nuestro tiempo, estamos deseando acabarla ya por fin, y ya nos queda poco. Ahora sí que todo lo que hacemos gira entorno a lo mismo, a la llegada de nuestro chiquitín. Yo tengo la sensación de que queda muy poco tiempo, que ya está muy cercano el día, y que nos quedan tantas cosas por preparar… no sé si tengo miedo al parto, la verdad, aunque pienso mucho en ello creo que mi miedo no es al parto o al dolor sino a todo lo que viene después. El parto puede ser duro y doloroso, pero tiene una duración limitada, uno o dos días… pero luego viene lo más grande, el mayor cambio de nuestras vidas, adaptarnos y sacar a delante a nuestro chiquitín. Y tenemos muchos miedos, ¿lo haremos bien, seremos buenos padres, sabremos cómo comportarnos? Da igual la cantidad de pañales que hayamos cambiado, biberones que hayamos dado o niños que hayamos cogido en brazos antes, no eran nuestros hijos. Pero ahora será diferente, el niño será el nuestro, tendremos una gran responsabilidad a tiempo completo y somos nosotros quienes tenemos que asumirla. Uff si es lo que yo digo, ¡lo veo todo ya tan cerca que me asaltan miles de dudas!
De todas maneras esto no quita que estemos muy ilusionados y deseosos de tener por fin a Iván con nosotros, aunque también es cierto que yo aún no quiero parir, me hace muy feliz llevar a mi niño dentro, sentirlo, acariciarme la pancita y hablarle, aunque me de noches tremendas como la de hoy, que no me ha dejado dormir, pero es una sensación maravillosa que sólo yo conozco y disfruto, sé que suena egoísta.
Pero bueno, como bien demuestra la foto, el papi intenta de todas las maneras sentir a su pequeñín y le encanta pegar su mejilla a mi barriga para escucharlo, sentir sus movimientos, me acaricia la tripa, le da besos, y es que Iván tiene que ir acostumbrándose a que tiene un papi muy cariñoso.
Y poco más, yo me encuentro en general bien, de momento no muy pesada, aunque mi tripa sigue creciendo… con mi lumbago, mis dolores de pelvis y mi tremenda hambre. Pero como sé que Iván está estupendamente, no me importa cómo me encuentre yo, soy feliz sabiendo que mi pequeñín está bien.