Mis trucos para viajar con los niños en avión

viajar con los niños en avion

Siempre hemos sido una familia activa y viajar con los niños ha sido algo que hemos intentado disfrutar en la medida de nuestras posibilidades. Ahora que además somos una familia expatriada, nuestros viajes y el tipo de viaje que realizamos han cambiado y se han convertido en algo más habitual y casi obligatorio.

Además, por nuestras circunstancias, me ha tocado viajar con los niños en avión sola la mayoría de las veces, ya sea en coche, tren o avión. Esto me ha llevado a aprender a organizarme, improvisar y desarrollar una serie de estrategias para que el viaje sea lo mejor posible, para todos. Porque no se trata de que el viaje sea lo más agradable para los niños, también lo tiene que ser para el resto de los pasajeros y, como no, para mi.

Como sucede en la vida multitud de veces, de los errores se aprende. Y yo he aprendido de los errores que cometí la primera vez que volamos juntos, y las restantes, que volamos en avión, intentando corregir esos errores en viajes posteriores. También intento probar nuevos trucos o recursos que creo que me pueden funcionar para valorar luego cuál es la mejor manera de viajar con los niños en avión sin grandes dificultades.

Que puede parecer que esté magnificando el asunto pero, sinceramente te lo digo, a mi viajar con los niños en avión, sola, me estresa mucho. Cuando vamos en coche mucho menos, porque tenemos más libertad en general, pero cuando viajamos en avión, los trámites en el aeropuerto y las horas de vuelo pueden ser la muerte a pellizcos si no me organizo bien.

Errores que cometí al viajar con los niños en avión

Ir con el tiempo justo. A veces he pecado de calcular el tiempo de ir al aeropuerto como si fuera yo sola, sin tener en cuenta de que no es lo mismo mover el equipaje de una persona que el de cuatro, pasar el control de seguridad una persona que cuatro, y todo (control de pasaporte, acceso al embarque con equipaje…).

Siempre he intentado organizarme razonablemente, pero cuando te enfrentas a una situación por primera vez, te pueden sobrevenir circunstancias con las que no cuentas que te complican la existencia y te amargan el viaje. Así que voy a contar los errores que he cometido a la hora de viajar con los niños, centrándome sobre todo en los viajes en avión, en el que todo depende menos de nosotros que si viajáramos en coche (y que se puede extrapolar a un viaje en tren en cuanto a tiempos y organización).

Mi consejo principal a la hora de viajar con los niños en avión es que siempre hay que prevenir el tiempo de antelación con mayor margen. Porque los niños son imprevisibles y cualquier tontería puede retrasarte hasta el punto de poder perder el vuelo.

Ir con el tiempo justo además añade nervios, prisas, estrés que ya te predisponen a iniciar el viaje mal, innecesariamente.

En nuestro primer viaje a Edimburgo desde Faro se dio la circunstancia de que a esa hora había un tránsito de pasajeros inmenso, por lo que tanto el control de seguridad como de pasaportes se demoró mucho por las largas colas. Además no conocíamos el aeropuerto y nos costó encontrar la puerta de embarque. No exagero si digo que llegamos a ella 5 minutos antes de salir el vuelo, y gracias que nos dejaron embarcar. Desde entonces si viajo con los niños añado una hora más a la previsión de la hora estimada.

Ir demasiado cargada. Viajar con los niños en avión sola y cargada es una auténtica tortura. El error vino de querer evitar pagar la maleta facturada, ya no solo por el dinero, sino pensando que, mira, para qué voy a esperar a que el equipaje salga por la cinta, pudiendo llevarlo conmigo en la cabina. Cuando vas sola, una maleta de cabina y otra de menor tamaño son pecata minuta. Pero si te da por llevar, como hice yo, una maleta por persona, o sea, cuatro, más las correspondientes mochilitas, más niños que son niños y se cansan o no pueden con la maleta. Y lo que es peor, hacer un control de seguridad con tanto equipaje, pendiente de que no se te escapen los niños, luego tener que bajar y subir escaleras hasta llegar al avión con tres niños, cuatro maletas y mochilas, y desembarcar igualmente.

Menos mal que siempre hay algún pasajero amable, pero no me gusta depender de la amabilidad de la gente.
De esto aprendí mucho, créeme.

Llevar cosas innecesarias. Cosas innecesarias, esas cosas que vas echando porque “no pesa”, “no ocupa casi nada”, los “porsiacasos” que al final ocupan más espacio del necesario, pesan más de lo necesario y molestan más de lo necesario. Cualquier artículo que te obligue a abrir tu maleta en el control de seguridad (productos de aseo, líquidos, dispositivos electrónicos), complementos que te tienes que quitar para dicho control (cinturón, botas con hebillas, ropa de más).

No llevar suficiente comida/agua. El tiempo de espera en el aeropuerto sumado a las horas de vuelo puede hacerse muy largo y lo normal es que te pille la hora de la comida por medio. Depender de comer y beber en el aeropuerto es caro y suma tiempo de espera (colas, que te sirvan), la clavada en el avión ya ni hablo. Todo esto multiplicado por el número de niños a los que además no siempre les gusta lo que hay y no siempre quieren esperar. No se trata de ir cargada como un sherpa – me remito al error anterior -, pero sabiendo el número de veces que una criatura te puede desesperar diciendo “tengo hambre”, “tengo sed”, mejor ir bien preparados.

Lo que “a mi me funciona” para viajar con los niños en avión

Esto viene a ser lo contrario de lo anterior, que lo mismo me repito pero así creo que me explico mejor.

Organizar el tiempo para pasar sin prisas todos los trámites del aeropuerto. Esto requiere no solo calcular el tiempo que necesitas para llegar a tiempo a la puerta de embarque una vez estás en el aeropuerto, sino calcular el tiempo que tardas en desplazarte hasta allí, teniendo en cuenta circunstancias como que haya retención de tráfico, retraso en el transporte público. Una vez en el aeropuerto, los niños pueden plantear un sinfín de situaciones (pis, hambre, sueño, cansancio) que nos hagan perder cierto tiempo. Así que no se trata de llegar el día antes, lógicamente, pero yo al menos siempre calculo estar en el aeropuerto una hora antes de la hora recomendada, puesto que en caso de que no haya ningún problema simplemente será una hora más de espera, pero nos ahorrará un disgusto si surge algo,

Llevar comida y bebida suficiente, pero sin pasarse. Depende sobre todo de la duración del vuelo, lógicamente, pero lo importante es llevar un avituallamiento suficiente para no pasar hambre en la espera o durante el vuelo. Sin pasarse, porque el equipaje de cabina es limitado, y porque tampoco es necesario ir cargados de comido y añadir bultos.

Yo suelo llevar un par de bocadillos para cada uno (uno por si la espera en el aeropuerto se prolonga, otro para el avión), galletas dulces y saladas y frutos secos. Las botellas de aguas las llevamos vacías, para evitar retrasos en el control de seguridad, y una vez en la zona de tránsito de pasajeros siempre encontramos algún lugar donde rellenarlas.

A veces se nos apetece algo de lo que venden en el aeropuerto pero no es lo mismo comprar algo de manera puntual que tener que dejar medio sueldo en un menú para 4 de calidad regulera.

Llevar ropa y calzado cómodos. Puede parecer exagerado, pero también escojo meticulosamente la ropa que nos vamos a poner para ir viajar. Prendas cómodas, fáciles de poner, sin apreturas, fáciles a la hora de ir al cuarto de baño, nada de complementos innecesarios.

El calzado sin cordones – porque pararse a atar cordones es un coñazo-, fácil de quitar y poner y que haya sido probado lo suficiente para saber que no molesta, hace daño

Que los niños puedan gestionar solos, evitar prendas de más y complementos innecesarios que pueden perderse o hacernos perder tiempo (gorras, gafas, cinturones, zapatos con cordones).

Entretenimiento. Este punto para mi es fundamental porque tanto la espera en el aeropuerto como las horas de vuelo pueden ser realmente tediosas. Y en este aspecto soy terriblemente práctica y malamadre: no voy cargada de juguetes, puzzles, libros, cuadernos, lápices de colores y etc… Esa opción me parece perfecta para cualquier otra ocasión que requiera menos control de equipaje y menos estrés, pero para viajar en avión tiro del recurso fácil, las nuevas tecnologías.

Mis mayores llevan cada uno su tablet con juegos que puedan usar sin wifi, contenido descargado de Netflix y libros electrónicos. Ellos tienen Kindle Fire, la tablet de Amazon, que tiene incluída la aplicación de lectura y, aunque no es el soporte de lectura ideal, pueden leer sus libros favoritos durante el vuelo si les apetece, sin tener que cargar con ellos, que es una gran ventaja. Para el pequeño llevo un móvil viejo que no usamos habitualmente también con sus series de dibujos animados favoritas descargadas.

Cada uno tiene sus auriculares, para poder disfrutar de la tablet sin molestar al resto de pasajeros – creedme que soy ese tipo de madre que procura en la medida de lo posible que sus hijos viajen tranquilos, como cualquier pasajero más, sin molestar -, y por supuesto llevamos un par de baterías portátiles para cargar los dispositivos en caso de que haga falta.

Llevar a bordo el equipaje justo y necesario. Con esto de viajar en low cost solemos caer en la trampa de llevar a bordo todo lo posible para pagar menos extras. Esta idea no es mala si viajas sola, pero en mi caso, viajando con los niños sola, puede ser una verdadera jodienda. El aeropuerto cansa, porque al final son dos horas de un lado a otro, y los niños se cansan más, lógicamente. Así que como ya me he visto sufriendo por subir al avión tres maletas más tres bolsas de viaje con dos manos, y un niño pequeño que necesita ayuda… Nunca máis, así lo digo. Ahora solo llevamos una maleta de cabina y cada uno su mochila. Punto pelota.

Factura maleta o, si puedes, envía tu equipaje con antelación.
Esto lo he aprendido a base de hacer lo contrario, como contaba arriba. Cuando viajamos a casa – a Huelva, o a Edimburgo – organizo el equipaje con antelación de tal manera que solo preparo una maleta con lo necesario para un par de días, y el resto del equipaje lo envío directamente por mensajería. Cuesta más barato que facturar la maleta y es un servicio de puerta a puerta, más cómodo imposible. Yo uso, en preferencia, nomecabeenlamochila, que hacen portes España-UK con un servicio y una atención inmejorables, y en caso de que las fechas no les coincidan en un viaje, contrato el servicio de mensajería a través de Packlink. Creedme que es una maravilla no tener que cargar peso y esperar el equipaje en mi propia casa.

Intenta llevar las manos libres en la medida de lo posible. Esto es complicado, pero me refiero sobre todo a no tener que andar cargando con chaquetas, abrigos, cualquier cosa que ocupe nuestras manos y nos impida darle la mano a los niños, sacar la documentación necesaria para el vuelo, lo que sea. Siempre llevo una bolsa de viaje plegable a mano, para lo que pueda hacer falta. Si viajamos con ropa de abrigo necesaria la uso para guardar dentro gorros, bufandas y todas aquellas prendas que nos quitamos en el aeropuerto o en el avión por la calefacción. Así no solo no nos molestan sino que además evitamos perder prendas, y facilita muchísimo el control de seguridad llevar todas las prendas en una bolsa que depositarlas en las bandejas.

Sí suelo comprar alguna chuminada en el duty free porque todo lo que compres lo puedes subir al avión, así que es como un “extra” en el que puedes meter algo que no te quepa en el equipaje de mano – perfecto por si llevas tu maleta, una mochila con tu portátil y tu bolso personal, porque puedes meter el bolso en esa bolsa-.

Si facturo maleta, procuro llevar lo que te pueda retrasar en el control de seguridad en la maleta facturada, es decir, productos de cosmética, líquidos, sprays. Así no tengo que gestionar el tema de meterlos en bolsas zip, sacarlos de la maleta, que te puedan parar porque alguno genera dudas, lo que sea.

Embarque prioritario, ¿sí o no?. Pues yo antes era muy fan del embarque prioritario porque me permitía llevar el equipaje suficiente por un precio muy razonable. Pero con las restricciones de equipaje, y con la experiencia de tener que cargar con el equipaje de cabina de mis hijos y el mío, con todo lo que conlleva, ahora mismo prefiero pagar la maleta de 10 kg facturada – hablo de Ryanair, que es la compañia con la que volamos habitualmente – porque de esa manera la deposito en el mostrador de facturación al llegar al aeropuerto y ya es equipaje con el que no tengo que cargar hasta bajarme del avión.

Infórmate antes de la política para familias y niños de los aeropuertos. Cada vez más aeropuertos establecen acceso prioritario para las familias al control de seguridad, lo que supone evitar la mayoría de veces largas colas y tiempo de espera. Muchos aeropuertos ofrecen también sillas de paseo para usar durante el tránsito por el aeropuerto. También suele haber zonas de juego para los niños que ayudan a llevar la espera al embarque de manera más entretenida. Toda esta información está disponible en la página web de cada aeropuerto y puede conocerla de antemano puede facilitarte mucho el viaje.

Involucrar a los niños. Aunque lo haya dejado para el final, no es el menos importante, ni mucho menos. Involucrar a los niños es bien siempre porque les da autonomía, responsabilidad, corresponsabilidad y bueno, les hace sentirse parte activa. Yo he pasado de ser la madre sherpa, deslomada cargada con todos los chismes de mis hijos, a ser la madre lógica, racionalizando el equipaje y repartiéndolo de tal manera que cada uno lleve lo suyo, en la medida de sus posibilidades.

Mis mayores llevan cada uno su mochila con sus dispositivos electrónicos, su avituallamiento y aquello que se quieran llevar – y que sea razonable, por supuesto -. Deben hacerse responsables cada uno de su mochila y procurar que no pese más de lo que puedan cargar porque.

Mi pequeño lleva una mochilita pequeña con su avituallamiento, y la maleta Trunki en la que aprovechan para meter algunos libros y juguetes, que es para lo que usamos esa maleta principalmente.

Mis mayores también saben que deben ayudarme y ayudarse entre ellos, estar pendientes de su hermano pequeño si yo voy cargada, en fin, que somos un equipo, una piña, y todos debemos colaborar para que el aeropuerto y el vuelo sean lo más tranquilo posible.

Para finalizar, decir que viajar con los niños avión es más fácil conforme más viajas, porque lógicamente la experiencia y la rutina favorecen, además de que los niños crecen y eso se nota muchísimo. Mis viajes ahora con niños de casi 11, casi 8 y 3 años y medio no tienen nada que ver con ese primer vuelo en el que tenían 8, 5 un año y medio, y los errores que hemos ido cometiendo nos han enseñado a ser más razonables y prácticos.

Espero que este post te resulte útil y si tienes algún truco o consejo infalible que a mi se me haya escapado, estaré encanta de que lo compartas.

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