“Antía, mi pequeña, ya tienes 19 meses. Hoy quiero dedicarte esta entrada y hablarte de lo feliz que me haces.
Cuando solo estaba tu hermano todo parecía perfecto, y recelaba de pensar que eso podría cambiar cuando tu llegaras. Te queríamos y te esperábamos, pero yo tenía miedo de que nuestra vida cambiara y se rompiera la linea que nos hacía sentirnos en la perfección.
Aún así, yo confiaba que, como poco, todo se mantendría igual, superaríamos las dificultades y nos adaptaríamos a un nuevo miembro más a la familia, a ti.
Viniste haciendo poco ruido, casi no te hiciste notar, no quisiste robar protagonismo a tu hermano y te adaptaste a nuestra vida.
Mis recelos fueron infundados porque con tu llegada completaste esta familia. Y desde entonces no entiendo esta familia sin ti.
Mi niña, eres preciosa, simpática, cariñosa, pizpireta, ingeniosa, geniuda, cabezota, en cada una de tus facetas eres maravillosa y me dan ganas de achucharte siempre, en tus risas, tus llantos, tus bailes y tus rabietas.
Se que soy el centro de tu vida, me lo demuestras y soy egoísta sintiéndome feliz con este sentimiento. Prefieres mis brazos y mi regazo a los de cualquier otra persona, se te ilumina la cara cuando me ves después de un tiempo sin hacerlo, y lloras desconsoladamente cuando ves que me marcho dejándome el corazón partido.
Adoro cuando gritas MAMAAAAAAA y corres hacia mi con los brazos abiertos.
Adoro cuando me pides brazos, te cojo, te abrazas a mi cuello y me das palmaditas en la espalda.
Adoro cuando acercas tu mejilla para que te de un beso, o cuando te acerco la mía en un intento de que seas tú quien me besa.
Adoro cuando acercas tu mejilla para que te de un beso, o cuando te acerco la mía en un intento de que seas tú quien me besa.
Adoro cómo me desabrochas la ropa con ansia en busca de mi teta, tu teta.
Adoro cuando vienes cual perrillo con la lengua fuera si nos ves comer algo, te gusta probarlo todo y eres una golosona.
Adoro esa cara de pillina, con la lengua hacia arriba asomando por tu preciosa boquita cuando te propones hacer algo.
Adoro cuando abres la boca para reír a carcajada y veo tus dientecitos de ratona.
Adoro verte dormir con tu placidez y paz, a veces tiernamente, a veces en posturas imposible, siempre preciosa.
Adoro tu destreza y tu valentía, cómo no tienes miedo a nada, cómo te atreves a aprender cosas nuevas aunque te vengan grandes, cómo tú misma te enorgulleces de tus logros, pese a que ello suponga que me pueda dar un infarto del susto.
Adoro la época en la que te encuentras, porque cada día es algo nuevo, te disfrutamos tanto que quisiera que te quedaras así unos meses más, para seguir disfrutándote de esta manera.
Te adoro porque eres mi niña pequeña, mi princesita, haces que disfrute de mi segunda maternidad como si fuera la primera y cada día me alegro y doy gracias de que hayas llegado a mi vida.”
El día que Antía cumplió los 19 meses estaba nostálgica y decidí escribirle a ella directamente. Hoy estoy más al día y me apetece contar algunas cosillas sobre ella.
Evidentemente en un mes poco ha cambiado, pero aún así ha tenido sus cosillas. Como la de aprender a andar en patinete ella sola, cosa que nos ha dejado flipados y ojipláticos. Esta niña tiene alma de machote y le gusta la aventura, el otro día en el parque le dio por coger el patinete del amigo de Iván y ni corta ni perezosa, sin pedir ayuda, allá que se subió. Primero puso los dos pies sobre él, las manos sobre el manillar y empezó a menearse a ver si así se movía. Al ver que no era así se bajó y lo empujó, el patinete comenzó a andar con suavidad y sobre la marcha puso un pie sobre él y con el otro se impulsó. El resto os lo podéis imaginar, la niña correteando de un lado a otro con el monopatín.
La moto la maneja a la perfección, tanto que se echa carreras con el hermano y hasta hace chulerías como apoyar inclinarse sobre la moto a la vez que levanta las piernas, como para planear, o cuando abre las piernas y frena con las suelas de los zapatos.
Estos días además ha estado malita. Malita de estornudar, echar unos velones verdes como cirios pascuales y de toser más de lo habitual. Mala de tener 38º de fiebre y bajarle con solo una toma de dalsy. Mala de no enterarnos de que está mala más que por notarla algo más calentita de la cuenta, que así da gusto. No se si será porque es más dura que una piedra o porque la lactancia materna ha dejado constancia de sus beneficios, el caso es que estoy muy contenta -y sorprendida- porque en 19 meses solo ha tenido unas décimas de fiebre de manera puntual y se le ha pasado casi antes de darnos cuenta.
Está super madrera, siempre pegada a mi pierna, siempre detrás de mi, siempre a mi lado. Hay veces que no puedo cogerla porque estoy cocinando o en el baño (que una tiene sus necesidades) y se pone a llorar a gritos, tanto que hay días que acabo cocinando con ella en la mochila ergonómica, a la espalda, o sentada sobre mis rodillas mientras hago pis. Mamá full-time..
Y qué más voy a decir, que está para comérsela, super simpática, ingeniosa, atrevida, ¡para comérsela! Ahora le ha dado por bailar y hace unas coreografías que me parto, ¡con lo pequeña que es! hace unos días la grabé bailando “Don´Cha” mirándose al espejo, calculando cada movimiento como si fuera una bailarina experta. Por no decir que le ha dado por hacer volteretas, se agacha, pone la cabeza en el suelo, dobla el cuello, empuja el culo y ¡donde caiga!. Ayer se durmió después de pasarse como media hora tirándose desde mis rodillas hacia abajo, como si mis piernas fueran un tobogán -yo estaba tumbada en el sofá con las piernas flexionadas-, trepaba por mis muslos y al llegar a lo alto de las rodillas daba un salto y se tiraba de cabeza al sofá. Voy a tener que cambiar su primer apellido por el de “Peligro”.
Solo le queda soltarse a hablar, que parece que de momento no tiene necesidad de ello. Quizás a los 20 meses, ¿Quién sabe?.
Cómo mola Antía, parece mentira que ya vaya para los dos añitos 🙂
¡Un besazo para esa rubia preciosa!
Qué bonito post. Si es que son la caña.
Un abrazo
Muy emotivo, cuando Antía crezca va a estar fascinada de leerlo!!
Esta niña es una lanzada, desde luego, menudo peligro! Jajajaja!
Muas!
Me ha encantado!!! Como se nota lo que estas disfrutando de la pequeñaja!! Que bichejo jeje
besitos