No ha sido dejadez o falta de ideas el motivo por el que el blog lleva una semana parado, aunque siento no haber avisado de que podría pasar esto. Creo que mencioné en la anterior entrada que nos íbamos de viaje a mi tierra y entre los preparativos, las maletas, las horas de viaje y el ir de aquí para allá con la familia, no he tenido tiempo de abrir el portátil (que me lo he traído, of course).
De hecho a estas horas debería estar en A Coruña visitando el Planetario o el Domus pero una otitis en el oído derecho me ha dejado K.O. y estoy bajo arresto domiciliario condenada a vivir a base de analgésicos cada 4 horas y tomar antibiótico.
La verdad es que es estupendo reencontrarse con la familia y volver a recorrer las calles por las que andaba hasta que me fui con 17 años. Y sobre todo es genial hacerlo con mis niños, contándole a Iván que éste era el parque donde jugaba, o el colegio donde estudié, la casa en la que vivía, y que al volver a pasar por los mismo sitios me diga “mira Mamá, ¡ese es tu cole!” todo emocionado.
El viaje ha sido largo, pero largo largo, y es que no nos organizamos bien. Espero que esto sirva a todas aquellas familias que viajen en coche con sus peques, que nuestra experiencia os ayude para organizaros y lograr un viaje lo más cómodo posible.
Salimos la madrugada del miércoles 28 al jueves 29 de marzo, pensamos que al ser jornada de huelga general habría menos tráfico e iríamos más tranquilo, lo que fue todo un acierto. El inconveniente es que la salida se retrasó más de lo deseado, si nuestra idea era salir a eso de las 10-11 de la noche aproximadamente al final entre ultimar equipaje, recoger a Iván, una cosa y otra salimos a la 1 de la madrugada; para colmo ninguno de los dos habíamos sacado tiempo a lo largo del día parea descansar, así que cuando cogimos en coche y emprendimos la marcha ambos estábamos agotados. Empezó conduciendo Papá y yo intenté dormir algo pero me fue imposible, mi cansancio era tal que ya estaba pasada de rosca y no lograba dormir, aunque pude descansar algo.
La primera parada fue antes de llegar a Mérida, yo estaba medio adormilada y la intención de Papá era parar y dormir algo, pero yo me espabilé y decidí coger el coche. Me costaba muchísimo mantener la concentración, iba con la música acompañándome, cantando, pero aún así notaba que el cansancio era acusado y tanto fue así que me despisté y sin querer me salí por un desvío y en lugar de seguir por donde debía me fui camino de Badajoz. Se dio cuenta Papá cuando llevaba recorridos 15km de más en otra dirección y nos costó volver a encontrar la autovía, entre el cansancio y la noche.
Paramos en la entrada de una finca, aproveché para darle el pecho a la niña, una patrulla de la Guardia Civil al vernos se paró y nos preguntó qué hacíamos y en cuanto Papá dijo que yo estaba dando el pecho a la niña en seguida se disculparon y nos dieron indicaciones para volver a la autovía. Cuando después de dar alguna vuelta de más logramos volver al camino correcto Papá estaba cansado y decidimos parar en una estación de servicio para dormir ambos. Yo iba en el asiento trasero del coche y no encontraba una buena postura entre las dos sillas así que me senté en el asiento del copiloto, bajé el respaldo y por fin pude dormir.
Al final logramos dormir dos horas, yo me volví al asiento trasero y Papá cogió el coche, nos turnamos para conducir hasta que amaneció, cambiándonos cada hora para no estar demasiado tiempo con la vista concentrada en la carretera.
Los niños aguantaron de maravilla hasta casi las 10 de la mañana, cuando se despertaron paramos para unos cafés (sin salir del coche), yo llevaba batidos y galletas de más para proveer un buen desayuno y a la peque la saqué del grupo 0 para que estirara el cuerpo y relajara la postura, además de darle el pecho.
Ya de día el viaje se hizo más tedioso porque Iván no volvió a dormir y cuando no era pipí era caca, cuando no agua, cuando no galletas, cuando no patatas, cuando no estos dibujitos y no los otros y el colmo fue cuando se quedó sin batería la pantalla portátil, menos mal que se entretuvo con el móvil de papá.
De día tuvimos que parar muchísimas veces lo que hizo que el viaje fuera eterno, pero desde luego estábamos dispuestos a parar las veces que fueran necesarias porque entiendo que para los niños tantas horas de viaje son una tortura. Yo no veía la hora de llegar, parecía que cuanto más cerca estábamos más tiempo nos quedaba, se nos hizo mediodía y al entrar en Galicia la temperatura subió y hacía muchísimo calor, Antía iba empapada en sudor, y para colmo a 50km de mi pueblo entramos en reserva y casi no encontramos una gasolinera abierta.
Llegamos al destino después de infinitas paradas a las 4 de la tarde con la niña en ropa interior (la desnudé porque no paraba de sudar) y pasamos el resto del día descansando y durmiendo, estábamos todos agotadísimos. Pero al fin estábamos ya en casa, con la familia.
Estos días han sido relativamente tranquilos porque no nos estamos moviendo mucho, de hecho hasta ayer no cogimos el coche, pero queremos aprovechar para estar lo máximo posible con la familia, así que mi vida 2.0 la tengo algo apartada porque mis tíos se merecen toda mi atención.
Ahora rezo para curar la otitis lo antes posible porque estoy deseando que Iván vea la Casa de las Ciencias, el Planetario, el Domus y el Acuario, pero hasta que me recupere no me atrevo a ir, que en Coruña hace mucha rasca.
Los niños se están portando de maravilla, no están dando trabajo ninguno y están encantadores y simpáticos con todo el mundo pese a no conocerlos, Iván está que no deja ni a sol ni a sombra a su Tía Doles y Antía, como no, se mete a todo el mundo en el bolsillo con sus pedazo de ojos y su sonrisa. La verdad es que estoy muy contenta porque es una tranquilidad saber que puedo viajar con los niños y adaptarnos a vivir con una familia que sigue su ritmo habitual de madrugones y trabajo sin que los niños sean una molestia.
Y ahora viene la anécdota digna de contar en este blog. Y es que el otro día, el viernes pasado, iba paseando por la calle y me paré en un escaparte con Iván, al seguir caminando me di cuenta de que mi marido hablaba con alguien, una pareja con un carrito y dos peques, y resulta que la chica me dijo que me conocía porque seguía este blog. Decir que me sorprendió muchísimo, reconoció a la niña y estuvimos charlando un ratito, la verdad es que fue un momento muy curioso así que desde aquí le mando un besote a Euge Vera, estoy encantada de conocer así a una seguidora.
Aún nos quedan varios días aquí, hasta el domingo ni más ni menos, un poco condicionada por mi otitis, así que espero poder contar muchas cositas en la próxima entrada. Me quedo con las ganas de hablar de la preciosa procesión de Semana Santa que hicieron los alumnos de infantil del cole de Iván, y la procesión del Domingo de Ramos donde mis niños fueron guapísimos cada uno con su palmita (la de Antía era muy pequeñita y no la soltaba, es digno de ver).
Como ahora estoy convaleciento no estoy muy inspirada, así que espero sacar algo de tiempo en cuanto pueda para contar estos días aquí, espero que podamos ir a Coruña y Santiago y hacer un poco de turismo en familia.
Que lo paseis muy muy bien, que esa otitis se pase pronto y te deje disfrutar al maximo de estos días. Ufff lo del viaje, no me extraña que se te hiciera eterno, pero mirate ya estais alli! Un besito
Lo hemos pasado genial, aunque la otitis sigue dando guerra, no acaba de curar y es una lata. Y tú bien por Barcelona? un besote.
Que bien que estais en la terriñaaa
La odisea del viaje se cura al estar tantos días bien y en familia pero la verdad se pasa mal.Nosotros de momento lo llevamos genial cuando vamos, peluchin se porta como un campeón y nos lleva 12 horas el viajes con solo 3 paradas.Que siga asi por favorrrr (son +- los mismos km, unos 1000, bueno tu a lo mejor 200 + , no sé)
La otitis una putada pero se curará pronto y podrás hacer ese turismo por santiago, con lo bonito que esss, aixxxx
Disfrútalo y pasea mucho con tus enanos y con la famili que ves tan poco…y ese puerto tan bonito que teneis , aixxx, tengo ganas de volver por allí.
besiños
Hemos disfrutado muchísimo, y la experiencia de la ida nos ayudó para enmendar errores en la vuelta.
Por cierto, tú eres de por allí cerca? un besote.
Pasarlo genial! eres una campeona, yo no se si me hubiera atrevido a tantas horas con los peques!!
Espero que te mejores y disfrutes a tope.
Sí, soy atrevida, pero creo que organizándose bien no hay problema, y si así se acostumbran a viajar eso que nos ahorramos para un futuro. Desde luego mis niños se portaron de lujo! Un besote.
Menudo viaje!! no me extraña que se os hiciera eterno… ahora que la otitis mejora a seguir disfrutando.
Besos!
Eterno es poco, yo ya estaba desesperada, parecía que no íbamos a llegar nunca! la otitis sigue ahí, a ver si por fin se va y me deja tranquila. Un besote.
Me dijo un pajarito que te buscara por la baldosa, pero no te encontré. Decía lo cierto el pajarito?
Decía bien el pajarito, ahora me dices que eres de mi pueblo y me da un aire 🙂
Pues ya te puede ir dando! Ja, ja!
Al final hasta tendremos familia en común!
"Somos de **, no lo podemos negar, en la cara se nos nota por los airiños do mar!"