Nueve años de maternidad y tres hijos dan para muchas experiencias. Si una ha marcado mi maternidad es, sin duda, la lactancia materna, puesto que no solo es lo que he dado a mis tres hijos, sino que los nueve años que llevo siendo mamá son los que he estado dando el pecho casi de manera ininterrumpida.
Nueve años de lactancia materna a mis tres hijos, se dice pronto. Nueve años en los que, con sus dudas y dificultades, que las ha habido y muchas, he disfrutado muchísimo de la maravillosa sensación de amamantar a mis hijos.
Una de las dificultades con las que me encontré en mi primera maternidad fue la de buscar una opción para alimentar a mi bebé cuando tuve que volver a mi trabajo, tras las insuficientes 16 semanas de permiso maternal. Con la lactancia materna ya perfectamente establecida, tenía clarísimo que no se iba a interrumpir por el hecho de re-incorporarme a mi vida laboral.
Así que la opción era hacer un pequeño banco de leche materna para que mi bebé pudiera tomarla el tiempo que yo estaba fuera.
Me saqué leche, la almacené correctamente y tenía varios tipos de biberones y tetinas, por si acaso mi bebé no aceptaba un solo tipo. Cual fue mi sorpresa que, oh, mi bebé dijo NO. A todos los tipos habidos y por haber, que no eran pocos. Pero se ve que como el pecho de mamá no hay nada. Y no lo pongo en duda.
Tres hijos y sí, lo confieso, no he dado un solo biberón. No porque no me haya hecho falta en algún momento puntual de mi vida, sino porque cuando ha sido así, los han rechazado. Los tres. Y con mi primer bebé fue una auténtica puñeta.
Ver que tienes que dejarlo con poco más de tres meses para ir a trabajar y que no quiere comer en el tiempo que estás fuera porque no acepta el biberón, es desesperante. Añadido al propio estrés de incorporarte a trabajar con un bebé tan pequeño y demandante, que no es poco.
Y sí confieso que, aunque no ha sido un problema como tal, en determinados momentos hubiera agradecido haber podido tirar de este recurso, el de ofrecer un biberón de leche materna, que no invalida en absoluto el concepto de “lactancia materna”.
Me hubiera facilitado bastante la reincorporación al trabajo tras la baja maternal por encima de todo, y de vez en cuando me habría sacado de algún apuro. A pesar de ello, lo cierto es que a día de hoy he sobrevivido a tres crianzas sin un solo biberón.
Pero soy plenamente consciente de que no hay verdades universales y cada maternidad es única. Que a mi no me ha hecho falta un biberón pero para otras madres puede ser incluso un pilar fundamental para poder establecer y dar continuidad a la lactancia materna. Y bienvenidos sean todos los recursos que permitan ayudar a una madre a luchar por mantener la lactancia de su bebé.
Ligamos intrínsicamente el biberón a la lactancia artificial, pero existen múltiples variables que pueden llevar a una madre a tomar la decisión de dar biberones de leche materna a su bebé.
♥ Suplementar la lactancia materna con leche extraída por motivos de salud de la madre o el bebé, causas laborales o motivos personales.
♥ Recurrir a la lactancia diferida por los mismos motivos que se puede recurrir a la suplementación.
♥ Optar por la lactancia mixta, por el motivo que sea.
♥ Ofrecer al bebé leche materna en tomas de biberón de manera puntual. Porque para muchas madres es la forma más práctica de que otra persona pueda dar leche materna en su ausencia, sin más.
Probablemente sea imposible encontrar el biberón perfecto, cada bebé es un mundo, cada teta de cada madre ídem. Pero si bien uno de los problemas de los biberones es precisamente que no se parecen en nada al pezón de una madre, al menos cada vez se busca más esta aproximación y que las posibilidades de rechazo del biberón por parte del bebé sea menor.
Hago especial hincapié en esto porque, tras nueve años compartiendo experiencias con las madres del grupo de apoyo a la lactancia de mi ciudad, cuando es necesario recurrir al apoyo del biberón de leche materna o artificial, por salud del bebé y por sacar la propia lactancia materna adelante, es tan desesperante como frustrante comprobar que tu bebé rechaza totalmente el biberón, cuando además no puede mamar efectivamente.
Ningún biberón se parecerá jamás al pecho de una madre. Igual que ninguna leche de fórmula jamás igualará a la leche materna. Eso lo sabemos todos y creo que es justo tenerlo claro. Pero eso no quita que se avance en la innovación a la hora de crear biberones y que puedan aproximarse en forma, textura y succión, al pecho de mamá.
Es el caso del biberón Nuk Nature Sense, pensado para ofrecer al bebé una sensación lo más aproximada al pecho materno, en todo lo que pueda aproximarse una tetina de silicona.
¿Qué hace especial al biberón Nuk Nature Sense?
A primera vista puede parecer un biberón como cualquiera, pero no son pocas las características especiales del biberón Nuk Nature Sense.





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