El estado de mi suelo pélvico tras los embarazos

El suelo pélvico es el gran olvidado en el cuerpo de la mujer. El embarazo es un proceso en el que nuestro cuerpo se somete a muchísimos cambios para dejar espacio al bebé que se va formando, cambios que vienen acompañados de un mayor esfuerzo físico y que es casi probable que deje secuelas tras el parto.

Creo que puedo decir con casi total seguridad que la parte del cuerpo que más sufre con el embarazo es el suelo pélvico. Por si no tienes claro qué es exactamente el suelo pélvico, se trata de la musculatura que da soporte al conjunto de órganos y ligamentos que se encuentran en la zona inferior de la cavidad abdominal, principalmente el útero, la vejiga y el recto.

Esta zona sufre no solo por los cambios que se van dando a lo largo del embarazo, en los que dichos órganos modifican su tamaño como es el caso del útero, para albergar el saco amniótico con su líquido, la placeta y el bebé, se desplazan para dejar sitio o se ven afectados de alguna manera, sino además por todo el peso añadido que dicha zona se ve obligada a soportar, realizando un sobre-esfuerzo.

Para más ayuda, hay una hormona llamada relaxina que contribuye a que tanto musculatura como ligamentos se distiendan para facilitar al cuerpo adaptarse a todos esos cambios, sobre todo de cara al parto, haciendo la pelvis más laxa y blanda. Esta relajación hace que la musculatura se debilite, lo que puede acarrear consecuencias presentes -en el embarazo- y futuras -tras el parto- como el estreñimiento, la incontinencia urinaria o incluso algún tipo de prolapso.

 

Como suelo decir cuando me pregunta, el suelo pélvico es ese gran olvidado, ese del que nadie se preocupa pero que sin embargo es muchísimo más importante de lo que te crees. Tanto, que cuando tienes causa un problema que afecta tu vida te das cuenta de cuan importante es esa zona, y qué poco caso le habías hecho.

El problema es que tendemos a normalizar cosas que no lo son. Ese escape tonto de pis cuando toses, estornudas o te ríes, “¿Pero cómo voy a ir al médico por semejante tontería que es normal?”, y como es normal lo dejas hasta que un día deja de ser una incomodida, o algo puntual, a ser un problema de verdad.

Mi suelo pélvico se ha quedado muy tocado tras dar a luz, y a pesar de estar informada sobre ello, tardé en darme cuenta del nivel de daño que sufría, precisamente por normalizar cosas que no eran normales. Aún así, creo que he logrado poner remedio a tiempo, y cuando digo a tiempo me refiero a no esperar a ser una mujer entrada en años, como lo son mis compañeras de sala de espera en el especialista.

Cuando di a luz a mi hijo mayor, en contra de lo que me esperaba, no me dolía la vagina que era lo lógico por ser por donde había salido mi bebé. Tenía dolor pero era leve, más molestia, pero porque había “otra zona” que me molestaba todavía más. Literalmente, tenía la sensación de que se me había salido el ojete, hablando claro. De verdad, un horror.

Mirando con un espejo vi que tenía dos pedazo de hemorroides que me parecieron un horror. No había visto ninguna antes, por lo que para mi eran las peores hemorroides del mundo, aún así pasé casi dos semanas sin poder sentarme y yo lo achacaba a mis dos nuevas amigas, pero no iba yo desencaminada cuando pensaba que se me había salido el susodicho.

Ese año fue terrible y tendría mi bebé unos 15 meses cuando decidí operarme de esas dos indeseables que habían tenido a bien alegrar mi vida con dolor y un estreñimiento indigno para alguien que llevaba años sufriendo colon irritable. Quedé estupenda, una operación sencilla, rápida, sin complicaciones, que mejoró mi calidad de vida al 100%.

Pero al año me volví a quedar embarazada y claro, no todo podía ser tan bonito, así que al final del embarazo y por culpa del complemento de hierro para la anemia que yo me negaba a tomar porque sabía que me estreñiría, me salió una nueva hemorroide. Lo bueno es que tras dar a luz no se me complicó, y sabiendo ya lo que era, no tardé en visitar al especialista para poner remedio.

He ahí cuando me llevé la sorpresa de mi vida. La hemorroide no era el problema, era pequeña, con relativa buena apariencia y se reabsorbía sola. Era en mi “recto”, el último tramo del intestino grueso, donde estaba el problema. Me detectaron un “Rectocele en grado II”, dejándome con las patas colgando ante algo que desconocía y que por supuesto no me esperaba.

Parece ser que es una patología frecuente en mujeres de avanzada edad por lo que os decía antes, por parir y callarse asumiendo como normal cosas que no son, así por norma general se detecta y diagnostica poco en personas jóvenes.

Te estarás preguntando qué narices es un rectocele. Pues no es más que un abultamiento del recto hacia la vagina, por debilidad de la pared muscular que hay entre ambos, provocando que el recto caiga hacia la vagina lo que ocasiona entre otras cosas molestias/dolor, estreñimiento, sensación de pesadez y puede derivar en prolapso.

Dicho esto, fui diagnosticada y tratada, entre comillas. El único tratamiento que me ofrecieron fue un complemento para ir al baño más alegremente y sin dificultad, cosa que sustituí por comida rica en fibra y abundante agua ya que el producto que me dieron era un asco absoluto. Y así lo fui controlando, sin que condicionara demasiado mi vida aunque tampoco era una alegría, pero pasado el tiempo yo ya no tenía seguro privado y el médico de cabecera, a pesar de mis muchas consultas, se limitaba a decirme que no se podía hacer nada.

Y me quedé de nuevo embarazada. Ahí es cuando me di cuenta de verdad que mi suelo pélvico no estaba ya para esas fiestas, y no era consciente de lo que me esperaba. A las 18 semanas me llevé el primer susto en forma de escape líquido que confundí con rotura de bolsa amniótica, por la cantidad alarmante, y que finalmente fue un escape de pis a lo bestia. En urgencias me diagnosticaron un prolapso de vejiga en grado 2 y, con tono condescendiente, la ginecóloga me dijo que al estar embarazada no se podía hacer nada, y que probablemente iría a más conforme avanzara la gestación. Cojonudo.

Lo sobrellevé con más miedo que otra cosa, miedo a tener que sujetarme la vejiga con la mano, imagínate el percal, deseando parir para ver si volvía a su sitio, o al menos poder ponerme en manos del especialista. Pero si las cosas de palacio van despacio, las de la Seguridad Social es de chiste malo, porque hace más de un año que he parido y… ejem… en fin.

Parí, y el posparto fue el mal. A las circunstancias de verme sola con tres críos, deprimida, desbridada y casi desesperada, se sumó lo que más me tenía, un prolapso vaginal que si bien no me dolía, si me provocaba la nada deseable sensación de que algo que no eran ni mi bebé ni un tampón se me salía por ahí abajo. No podía estar de pie mucho tiempo, ni coger peso, ni siquiera un mínimo esfuerzo porque la presión que sentía en toda la zona púbica se transformaba en algo que se escapaba por donde no debía.

Voy a ser descriptiva. Cogí un espejo y me miré porque yo notaba algo ahí, al ras del orificio de mi vagina, algo que podía tocarme sin esfuerzo, y vi un bulto de carne rosa. Sobre la marcha pensé que iba a tener que llevar mi vejiga en carretilla o algo y pobre de mi que no me diera por estornudar o toser porque entonces era como si inflara un globo y se saliera. De verdad, qué sensación más mala, no se la deseo a nadie.



No había pasado la cuarentena cuando, a pesar de que mi médico de cabecera se empeñaba en decir que era demasiado pronto, pedí por favor que me derivaran a algún especialista, adjuntando el informe de urgencias de mi semana 18 de embarazo para justificar mi petición.

Eso fue a mediados de octubre, en diciembre me vio el urólogo para derivarme a otro urólogo que me haría una exploración -o sea, me vio un urólogo para preguntarme qué me pasaba y sin mirarme ná me derivó a otro para hacerme una prueba diagnóstica, muy lógico, sí-, en febrero me vio el urólogo que me hizo exploración física y ecografía, determinando que afortunadamente no había ningún problema urológico, pero hizo el favor de derivarme al coloproctólogo. Al menos no me mandó para casa con una palmadita en la espalda.

En marzo me vio el coloproctólogo y en realidad me sentí afortunada porque las citas no se habían demorado demasiado en el tiempo. Me vio, pude contarle con más detalle que al urólogo lo que me pasaba, me confirmó lo que ya me había avanzado el urólogo, que efectivamente no había cistocele pero sí un rectocele con prolapso vaginal. O sea, que lo que asomaba por ahí no era la vejiga, sino mi recto. Sí, mi recto se asomaba a saludar por la vagina.

Otra vez me contó eso de que es una patología frecuente en mujeres de edad post menopáusica, que no se suele dar en mujeres tan jóvenes, que tiene remedio pero hay que ver cuál es la mejor solución, que dentro de lo que cabe no está muy mal. Y yo pensando que si no hay mujeres jóvenes, de mi edad, madres relativamente recientes, diagnosticadas de algo así no es porque no se de tal patología, es porque se desconoce, porque el suelo pélvico no se cuida como debiera, no se vigila, los médicos le dan cero importancia a ello y solo cuando hay problemas reales agravados por el paso de los años, es cuando actúan.

Al menos agradezco al coloproctólogo que se haya tomado la molestia de indagar un poco más en el tema, derivándome a una prueba diagnóstica de envergadura como una resonancia magnética de pelvis, que se hace de manera excepcional y en la que se se puede valorar el conjunto de los órganos soportados por el suelo pélvico, no sin antes decirme que la prueba se demoraría unos meses porque muy pocos pacientes -y solo mujeres- se someten a ella.

Apunto que la enfermera de la consulta añadió que existían una gimnasia fantástica para mejorar el tono del suelo pélvico y la regresión de los órganos a su lugar, a lo que yo respondí preguntando “¿te refieres a los ejercicios hipopresivos?” y me dijo que sí, entregándome una hoja explicativa. El especialista no tenía ni pajolera idea de lo que estaba hablando la enfermera, la enfermera me dio la hoja pero no tenía ni pajolera idea de cómo se hacen en realidad los ejercicios.

Lo que me quedó claro meridiano es que definitivamente el suelo pélvico no preocupa porque es un problema de mujeres, y así nos va. Si a los hombres se les saliera el recto por el agujero del pito ya te digo yo lo rápido que avanzaban las consultas y los tratamientos.

Eso fue en marzo y ayer me hice la resonancia magnética. Muy entretenida porque al hecho de meterme en un túnel con una serie de ruidos que si te concentrabas bien podían ser la base rítmica del último éxito de David Guetta, me metieron un tubo por el susodicho con toda la mala leche del mundo para valorar el alcance y daño real del rectocele.

Y así estamos, mi suelo pélvico hecho añicos, yo intentando que no vaya a más como buenamente puedo, y des-esperando entre citas y pruebas médicas. La gente que sabe o tiene experiencia me aconseja ir a un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico pero maja, eso hay que pagarlo y no es barato precisamente. Y no, no puedo asumir ese gasto ahora mismo, así tengo que depender y resignarme con la Seguridad Social, esperando que aunque sea algo más tarde de lo deseado, llegue la solución a mi problema.

Al menos puedo decir que sí está mejor la cosa ahora que tras dar a luz, que por una parte mi cuerpo ha intentado volver a su sitio en la medida de lo posible, pero también yo he tenido que leer e informarme al margen de los médicos que me han visto para entender todo esto y saber cómo poner de mi parte para encontrarme lo mejor posible.

Ahora confío que tras la resonancia magnética se arroje algo de luz y con suerte me deriven a la unidad de suelo pélvico que sabemos que existe pero a nadie le acaba de quedar claro para qué. Mi intención, dar la lata para que no haya que esperar a tener que arreglar un desaguisado para que te deriven allí, sino intervenir a modo preventivo, que es lo razonable, lo lógico y hasta lo más económico, porque digo yo que será mejor pagar a un fisioterapeuta que a un cirujano.

Lo que me queda claro, clarísimo, es que mi suelo pélvico no está para más embarazos. Ahora sí, definitivamente, la fábrica está cerrada y mi cuerpo no volverá a gestar otra vida. Tengo tres hijos como tres soles, he disfrutado tres embarazos y tres partos, me siento feliz, plena y satisfecha.

 

19 thoughts on “El estado de mi suelo pélvico tras los embarazos

  1. Camila

    Bueno me encantó tu blog te cuento tengo 34 años me operé de hemorroides en el 2014 quede re bien ,me quedo embarazada a los 6 meses de la operación me vuelve hemorroides y fisura anal tengo a mi bebé en noviembre 2015 me operé a los 2 meses de mi bebé para solucionar las nuevas hemorroides y fisura en febrero pasaron 6 meses me recuperé lento pero sentía q las deposiciones eran incompleta e incómodo voy de nuevo al cirujano me revisa rectocele me dice y ya tengo los resultados del estudio vamos a ver q pasa y q procedimiento voy a seguir aunque confieso Mr te deprime xq cambio mi calidad de vida te mandó un abrazo fuerte y te seguiré contando cómo va la cosa

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  2. Julia

    ¡Hola! Yo tuve una experiencia parecida, también sufrí un prolapso vaginal después de mi primer embarazo. Notaba molestias y pérdidas de orina provocadas por el prolapso de mi vejiga, a las pocas semanas decidí ir al médico y me recomendó el uso de un pesario para corregirlo. Según me lo dijo no confiaba mucho en eso porque no había oído hablar de ese tratamiento y no sabia si molestaba o dolía. Pero busqué información sobre ello y al final me decidí por usarlo, encontré buena información en esta página, además de que lo pude comprar también en ella y a un precio asequible. La verdad que el usar un pesario me ayudó bastante en la recuperación de mi problema, lo recomiendo.

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  3. mmaammi

    Tienes razón en que no prestamos suficiente atención al suelo pélvico, de hecho hasta que no me pasó a raíz de un fórceps en mi primer (y de momento único parto) no empecé a indagar sobre este tema. Tuve un prolapso uterino y cistocele aunque parecía que también el recto estaba tocado, la verdad que gasté mucho dinero y dedicación en fisioterapia de suelo pélvico, hipopresivos (que no son nada fáciles de hacer la verdad, o será que yo soy medio lela para esto…) y ahora, casi 3 años después de parir a mi preciosa niña, estoy más o menos recuperada, digo más o menos, porque hay días que ni me acuerdo y otros días que noto una “presencia” allí abajo incómoda, aunque nada que ver con el principios, al menos ahora se me aguanta el tampón… siento ser tan explícita jajaj)
    ahora estamos pensando en darle un hermanit@ pero la verdad que me da un poco de miedo pensar en qué me puede pasar, si volveremos a las andadas, o si será peor… brrrr no se qué hacer.
    Gracias por tu post, y igual que a ti me da mucha rabia que no se informe sobre esto, para poner medios y ejercitar el suelo pélvico desde pronto, se solucionarían muchas cosas, hay que ver lo que tenemos que pasar las mujeres, y encima calladitas y sonriendo
    ánimos!

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    1. Aventura Embarazo

      Te entiendo perfectamente. Yo he mejorado muchísimo con la rehabilitación y los hipopresivos, y también con las medidas de cuidado que he ido tomando. Pero no es suficiente dado mi grado de prolapso, y puedo intentar que no vaya a peor peor no solucionarlo solo con ejercicio. Ánimo, yo ya lo tenía antes del tercer embarazo, ante cualquier duda consulta a tu ginecólogo que seguro te asesorará bien.

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  4. Psoas

    Hola,

    Para paliar los problemas resultantes del embarazo en el suelo pélvico, uno de los mejores métodos es el Método MebStudio, consultarlo con vuestro fisioterapeuta.
    El Método MebStudio ha sido desarrollado por la fisioterapeuta especialista en suelo pélvico y salud de la Mujer Mercedes Blanquet. El método MebStudio esta enfocado para que la mujer embarazada esté en las mejores condiciones: orgánicas, emocionales, físicas y estéticas.
    Con una buena preparación al parto, éste será más rápido, se disminuyen las posibles disfunciones postparto y habrá una mejor recuperación.

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  5. Belen

    Hola Alejandra,

    Gracias y enhorabuena por visualizar y explicar así de fácil y “con humor” el problema que tantas mujeres deben de sufrir. Yo tengo 32 años y hace 7 meses dí a luz a mi primer bebé. Usaron fórceps y tuvieron que girarme al bebé dentro y eso dió lugar a desgarro de grado 3 sobre 4 (es decir pérdida de músculatura en vejiga y dañado el esfínter anal… una gracia). Pero es ahora, unos meses después cuando veo las consecuencias peores… prolapso de vejiga grado 2 y rectocele grado 1. Me siento perdida, sin saber qué hacer y esperando a la seguridad social… mientras tanto estoy pagando un dineral en una fisio que espero que me ayude a la larga, porque por ahora no noto nada. ¿Qué tal estás ahora Alejandra? Un abrazo

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    1. Aventura Embarazo

      ¡Hola Belén! En primer lugar siento muchísimo lo que te está pasando, aunque por desgracia es algo que nos sucede a muchísimas mujeres después de dar a luz. Yo por mi parte te puedo decir que no estoy mal porque he aprendido a conocer mi cuerpo, he modificado muchos hábitos de vida y alimentación que me ayudan a sobrellevar el tema del prolapso… Pero tampoco estoy bien porque todo lo que hago no es suficiente y solo la cirugía es la solución adecuada, que no acaba de llegar. En tu caso, acabas de dar a luz como quien dices y estás a ello, haces muy bien, insiste muchísimo en que te vean en la Seguridad Social y que no le resten un ápice de importancia a lo que te pasa. Suerte 😉

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  6. Gabi

    Hola desde Argentina! , acá tampoco informan de la importancia del suelo pelvico y me parece una atrocidad.
    Tengo 31 años y hace 2 meses di a luz a mi primer bebe, me hicieron una episiotomía (tema aparte), se me abrieron los puntos, un horror. Tuve muy consulta con el obstetra hace 15 días y me dijo que estaba todo ok, me dio el alta y yo contentísimoa. Hace una semana noto pesadez en la vaina y veo asomar e un bultito y la jeta la veo como caída. Así que por lo que me estuve informando supongo que será un prolapso de vejiga, ya saque turno con un especialista uroginecologo para ver que me dice y que opciones hay.
    La verdad es que tengo mucho miedo, quisiera tener otro bebé en un futuro y en esta web encontré los primeros comentarios “positivos” en cuanto a fisioterapia y pasarios.

    Les consulto sobre las relaciones sexuales ya que no me animo aun porwye veo eso saliendome y me da pánico.

    Gracias!

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    1. Aventura Embarazo

      ¡Hola! En primer lugar, decirte que has hecho muy bien en pedir cita con tu especialista, de todas maneras el prolapso puede ser de vejiga, de útero, incluso de recto como es mi caso, por lo que deberían valorarte de manera multidisciplinar todas las especialidades involucradas, para ofrecerte un diagnóstico completo. Sobre el tema de las relaciones sexuales solo te puedo dar mi opinión desde mi experiencia personal. Y en ese caso decirte que no tengas miedo y disfrutes de tu vida sexual, el prolapso puede ser molesto pero hasta que pruebes no podrás saber si afecta a tu función sexual. Es importante no tener miedo, en mi caso te digo que no afecta en absoluto y la actividad sexual es muy positiva para la recuperación del suelo pélvico. Ánimo y mucha suerte.

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  7. Carmen

    Bueno y como estas hoy día? Yo tuve un recto cele grado 1 tras mi segundo embarazo y ya me encuentro muy recuperada, aunque las hemorroides me siguen visitando de vez en cuando. Estoy pensando en un tercer embarazo pero seguro que el prolapso vuelve a aparecer e igual con más fuerza, ni crees? Eso me da mucho miedo. Que opinas?

    Responder

    1. Aventura Embarazo

      Pues hoy en día estoy a esperas de cirugía, puesto que dado mi grado de prolapso es la única solución. En tu caso no te puedo decir porque no soy profesional de la salud, mi prolapso era previo al tercer embarazo y sí, fue a más con él. En todo caso lo más apropiado sería consultar a tu coloproctólogo o al ginecólogo en todo caso. Un abrazo.

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  8. Mariola

    Hola, he visto que porteas, ¿cómo lo combinas con el tema de los prolapsos? Por lo de que no se aconseja coger peso…mi bebé es grande y pesa, necesitamos mucho porteo, pero me acaban de diagnosticar prolapso a los 3 mese s del parto y parece que el porteo ha contribuido a ello. Gracias por compartir tu experiencia!

    Responder

    1. Aventura Embarazo

      Hola, perdona por no responder antes. A la hora de portear es importante elegir portabebés y nudos, en caso de usar fular, que sean hipopresivos, esto es, que no ejerzan presión sobre la zona pélvica. Partiendo de la base de que los bebés ergonómicos reparten el peso equilibradamente sobre el conjunto de la espalda, hay que poner especcial interés al ajustar el portabebés, especialmente subiendo el cinturón a la parte alta de la cintura, lo más alejado de la cadera, y centrando el peso en hombros y espalda. Con fular es más fácil usar nudos hipopresivos, con las mochilas ergonómicas hay que intentar subir el cinturón y que quede bien ajustado, porque si hay holgura se bajará a la cadera y la sensación de presión sobrela zona pélvica será mayor.

      Responder

  9. Cris

    Me han encantado todas tus explicaciones. Gracias a ti he conocido lo que es un proctológo y estoy pendiente de cita a ver q me dicen. LLevo años con el tema pero ha ido a peor aunq he realizado hipopresivos con una fisioterapeuta ( poco tiempo y hacerlos por mi cuenta como que no me pongo…), ejercicios con un aparato en la vagina con un Ipad, ejercicios de Kegel.. pero está peor… ya me dijeron en un sitio de operar ó sesiones de láser de 300 euros …. y no lo tenía ni la mitad de mal q ahora…

    En ningún sitio de los que he ido me han dado informe por lo que no me acuerdo muy bien nunca de lo que tengo.
    Muchas veces intento no coger a la peque pero lo hago… me da pena.. y eso q pesa ya 25k…

    Me gusta mucho como expones el tema. Hay muy poca información, los ginecólogos solo dicen q hagas los ejercicios de kegel, que vayas a un físio… no le dan mayor importancia… no están muchos preparados con este tema. Cuando di a luz me dieron una hoja para hacer los ejercicios de kegel pero no te explican el porqué y la importancia que tiene… en fin.. muchas gracias por contar tu experiencia porque a muchas nos sirve de soporte.

    Responder

    1. Aventura Embarazo

      De nada, yo encantada de commpartirla porque es verdad que hay poca información y ojalá yo pueda ayudar un poco. De hecho creo que debería hablar más de ello, prometo intentarlo al menos. Un abrazo.

      Responder

  10. Ivone

    Hola muy buen sitio . Las invito a unirse al grupo de Facebook prolapso de vejiga, utero, recto, uretra, intestino etc
    También si quiere alguien unirse al grupo de WhatsApp bienvenida
    Me encuentran en el grupo de Facebook
    Saben de alguien que de clase online de hipopresivos??
    Gracias

    Responder

  11. Maritxu

    Hola

    Estoy embarazada de 36 semanas y hace dos q me diagnosticaron un rectocele grado 1-2.
    Habeis tenido en cuenta alguna postura o algo para el momento del parto?

    Responder

  12. Planing

    Hola, es muy recomendable los ejercicios de recuperación del suelo pélvico tras el parto, y acudir a un especialista ante cualquier anomalía que se detecte.

    Responder

    1. Noa

      Hola!
      Mamá de una bebé de dos meses… mucho curro durante el embarazo para preparar el parto pero lamentablemente un cistocele grado II (5 días de pródromos de parto más 8 horas de parto pasaron factura). Estoy con fisio a tope, buen tono en el abdomen pero el suelo pélvico responde regular… Miedo de cargar a mi bebé que solo se duerme conmigo en brazos o sobre mí 😓. Qué tal estáis vosotras? Por ahora la fisio dice que vayamos a tope con el ejercicio pero tengo miedo constante a que empeore..:

      Responder

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