Cuando los problemas te quitan el sueño


Corren unos tiempos que para muchas personas no son fáciles. Yo misma llevo años en los que, llegados estos días en los que una hace revisión de lo acontecido los últimos meses, acabo con la conclusión de que he tenido un año de mierda.

Seguro que hay muchas cosas positivas pero de alguna manera, en contra de mi filosofía de vida, lo negativo acaba prevalenciendo sobre lo positivo, al menos en el recuerdo global. Y es que por muchos esfuerzos y mucho que pongo de mi parte, no acabo de remontar, de levantar la cabeza frente a los problemas, solucionado uno y recién respirando de nuevo de repente viene otro si cabe mayor o al menos más latoso.

Cuando tienes un problema, algo que te preocupa full time, lo peor llega a la hora de dormir. No se tú pero yo pretendo arreglar mi vida y el mundo entre que me acuesto y me levanto de la cama. Cuando ya no hay ruido en casa, ni ocupaciones que me mantengan entretenida, cuando estoy a solas con mis pensamientos es cuando las preocupaciones vuelven a mi mente en un intento desesperado de buscar todas las soluciones posibles.

No recuerdo dónde leí hace poco que esto, además de normal -vamos, que nos pasa a la mayoría de los mortales, lo de darle vueltas al coco antes de dormir- es lo peor que puedes hacer. Porque durante las horas destinadas a dormir no vas a poder solucionar tus problemas y lo único que consigues con eso es perder el sueño, ganar preocupaciones y abocarte a la ansiedad y el estrés.

Cuando las preocupaciones no me dejan vivir yo personalmente temo la hora de dormir, porque se que en ese momento van a venir todas a mi mente y en lugar de encontrar soluciones solo derivo en las posibles consecuencias negativas, con lo que gano dos cosas: no dormir y crearme ansiedad. Y si lo de dormir es una putada, sentir el pecho oprimido, que te falta el aire, es horroroso. Yo personalmente no se lo deseo a nadie.

Recuerdo lo mal que lo pasé en mi segundo embarazo. Yo tenía un puesto de trabajo “fijo” en una empresa grande, estable y seria, y mi santo ídem, no teníamos sueldos espectaculares sino normales, para vivir sin lujos pero sin estrecheces. Y casi como una conjura maquiavélica, a la par, ambos dejamos de cobrar nuestro sueldo varios meses, coincidiendo con el último trimestre de mi embarazo. Imagínate lo que es no ingresar ni un céntimo porque tu empresa decide no pagarte, y que eso suceda con los dos sueldos que entran en la familia. Ni a mi peor enemigo le deseo semejante situación.

No se si antes había sufrido algún episodio de ansiedad, el caso es que sí recuerdo que en esa etapa supe lo que es no dormir por la ansiedad. Recuerdo pasar las noches desesperadas por no poder domir, sentir que el corazón se me salía del pecho, dar vueltas una y otra vez en la cama, levantarme a caminar por casa, buscar una y mil maneras de de no pensar en preocupaciones y lograr dormir.

Cuando fui al médico en busca de alguna solución lo primero que me preguntó es que si me preocupaba algo. “Pues mireusté mi panorama, mi empresa no me paga y tal”. Más allá de un gesto de condescendencia, su respuesta fue la misma que cuando te duele la uña de un pie: “embarazada no te puedo recetar nada”.
Al ver mi cara imagino que entendió que esa respuesta no ayudaba nada así que completó con un “no te conviene tomar ansiolíticos a estas alturas de embarazo, mientras puedas es mejor evitarlos, pero podemos probar con homeopatia, quizás te ayude a relajarte y conciliar el sueño”.

La verdad es que tampoco iba a por ansiolíticos porque si huyo de los medicamentos normalmente, más lo hago cuando sus efectos pueden afectarme significativamente, y en este caso además del embarazo me pesaba mucho el hecho de tener un hijo pequeño que aún no había cumplido los tres años, al que no podía dejar de prestar atención. Llámame exagerada pero desde que soy madre no he sido capaz de tomarme ni un relajante muscular por miedo a perder facultades y llevarme un susto con mis hijos.

Cuando algo así te ocurre embarazada los recursos son mucho más limitados, cualquier cosa que pueda afectar mínimamente al feto directamente la descarto de primeras, a no ser que sea peor no tratarme, por supuesto, y me quedaba recurrir lo alternativo a las medicinas: valeriana, sedatif,  infusiones relajantes… teniendo en cuenta que era verano un baño caliente no me apetecía nada, y no estaba en mi mejor momento para hacer deporte, mis posibilidades eran muy limitadas.

Se me iluminó la bombilla gracias a el curso de educación maternal. Al final de cada clase la matrona nos daba una clase de relajación, tan sencillo como acostarnos en la colchoneta con los ojos cerrados, una música calmada y su voz suave dando unos tips para ir relajando las diferentes partes de nuestro cuerpo, y lo cierto es que esos escasos diez minutos me hacían salir de allí como flotando en una nube.
Así que una noche de esas en las que la ansiedad no me dejaba ni cerrar los ojos recordé ese momento, cogí el móvil, puse en el buscador “música relajante”, di a varias descargas, conecté los auriculares y me dejé llevar. Funcionó.

Realmente lo que no falla para evitar que los problemas vengan a la cabeza, es mantenerla ocupada, durante el día es fácil entretenernos con nuestras rutinas y ocupaciones, y a la hora de dormir, lo efectivo es lograr dejar la mente en blanco. Es difícil cuando las preocupaciones pesan como una losa y no ves la luz al final del túnel, lo reconozco, pero no imposible, y si lo consigues por supuesto no vas a solucionar todos tus problemas de golpe, pero al menos lograrás descansar y encarar el próximo día con más perspectiva que si te pasas toda la noche dando vueltas  en la cama y con el corazón desbocado.

A día de hoy esa música sigue acompañándome en el móvil porque los problemas no se han ido, y la ansiedad tampoco, así que en cuanto presiento que mi mente me va a traicionar a la hora de dormir me pongo los auriculares y me dejo llevar por música que evoca riachuelos, amaneceres, momentos de paz y tranquilidad.

Aunque, no te voy a engañar, todo sería más fácil si…. Si me tocara una buena Primitiva ;).

4 thoughts on “Cuando los problemas te quitan el sueño

  1. Marta M.

    Hola. yo también cruzo los dedos por una buenaPrimitiva o el Gordo de la Navidad… es una realidad que los problemas nos sacan el sueño y nos crean ansiedad y contra eso no hay nada qué hacer. Me puedo imaginar lo mal que lo pasaste cuando los dos dejasteis de cobrar… Con el paso del tiempo comprobamos que superamos situaciones que creíamos que no podríamos… seguimos en contacto

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  2. Mo

    Muchos ánimos, espero que vía Primitiva o vía otros medios las circunstancias mejoren. Y mientras, esa música relajante suena de maravilla. 😉
    Besos!

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  3. diasde48horas

    No me imagino lo mal que lo debiste de pasar… la situación tuvo que ser super agobiante y vosotros tuvísteis que ser muy fuertes.
    Lo de la relajación es completamente cierto, durante el embarazo estuve yendo a clase de pilates y al final siempre acabábamos con unos minutos de relajación como los que comentas y yo más de una vez casi me quedo dormida allí mismo jejeje

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  4. TeaMundi

    No podemos estar más de acuerdo con que a veces durante el embarazo es complicado conciliar el sueño. Son noches diferentes, raras, y sobre todo, complicadas en las que debes cuidarte y saber escuchar lo que necesita tu cuerpo. Sin duda, las infusiones y tés son de gran ayuda para estas duras noches, además los puedes utilizar tanto antes de dormir, como al día siguiente en el desayuno. Su excelente sabor y los nutrientes que aportan, serán de gran ayuda para que tu cuerpo se sienta tranquilo y relajado.

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