Desde que me convertí en emprendedora, moverme por las redes sociales es más una obligación que una afición. Porque hay que reconocer las cosas como son: tuitear como si no hubiera un mañana, pasarte medio día en Facebook, subir tropecientas fotos a Instagram o compartir las entradas de este humilde blog en más de 20 comunidades de Google+ (hasta suena cansino), no es suficiente. No si tienes un negocio online....