Ya no queda nada, solo unas horas, para que después de un largo volvamos a la rutina, a la normalidad, al cole. Iván no tiene ni muchas ni pocas ganas, o al menos no demuestra nada en ninguno de los dos sentidos; está en plan de “si hay que ir, se va…”, aceptándolo con total normalidad, ni con excitación ni con resignación. Pero se que lo necesita, vaya que si...