Estivill, a mi no me vendes tu método

Tres hijos, ocho años de blog, más de 700 entradas publicadas y hasta hoy jamás he hablado de este señor, su libro y su método. Aunque creo que quien más o menos me conozca un poco y me haya leído alguna vez sabe que no caso en absoluto con sus ideas. A los hechos me remito.

Yo no elegí la manera de criar a mis hijos. He ido haciendo las cosas como me han ido saliendo, como sentía (y siento) que debía hacerlas, y es cierto que mi manera de criar se engloba en lo que se conoce como “crianza con apego”, pero no porque yo me haya propuesto expresamente criar con apego, sino porque yo soy así. Teniendo en cuenta que he criado con apego a mi gato cuando no era madre aún, pues está todo dicho.

Es cierto que toda la literatura a favor de esta corriente de crianza me sirvió para saber que efectivamente no estaba haciendo nada malo y que las predicciones apocalípticas “¡no lo cojas en brazos que se va a acostumbrar!”, “¡como lo metas en tu cama no va a salir nunca de ella!”, “toma teta por vicio!”, no son más que eso, predicciones sin fundamento ninguno.

Pero creo que, conociéndome, aún no habiendo literatura a mi favor, habría hecho las cosas como me saliera del moño, porque yo soy muy así, de hacer lo que me de la gana mal que le pese a los demás. Y muy de que cuando me insisten en una cosa, hago justo lo contrario, puñetera que es una.

El caso es que de toda la literatura e información con respecto a los tipos de crianza, deseché a Estivill aún antes de conocerlo, porque tuve que sufrir como testigo la aplicación de su método y ese día me juré que no haría semejante cosa con mis hijos. Estábamos en casa ajena, después de una comida familiar, y unos padres mandaron a su hijo a dormir la siesta a la habitación. Este niño no quería dormir, los padres insistieron, lo metieron en la habitación con la persiana bajada y la puerta cerrada y el resultado fueron llantos, gritos, puñetazos, patadas a la puerta, escuchar “MAMAAAAA, PAPAAAAAAAA” entre hipidos hasta que pasado un buen rato de tiempo se dejó de escuchar su voz.

“¿Ves? Ya se ha dormido, es que no puede ser que haga lo que le de la gana, el niño tiene que dormir”.

Yo solo quería ir y abrazarlo, pero no me atreví, claro. El padre bufaba que el niño era un consentido. La madre lo hubiera dejado sin siesta y jugando con los demás niños pero no quería contradecir al padre. Y yo allí sufriendo por el pobre chiquillo.

Una vez fui madre, sí tuve claro cosas que no iba a permitir, y una de ellas es hacer sufrir a mi hijo sin necesidad. No me planteé el colecho desde el primer día, de hecho las primeras semanas y casi podría decir que meses mi bebé dormía en su cuna. Eso sí, lo cogía a placer, recuerdo esas siestas de verano con mi niño sobre mi pecho, qué sensación tan bonita. El colecho fue algo que surgió casi sin darme cuenta: a veces era porque cuando se despertaba de madrugada para mamar simplemente me dormía con el al pecho y al despertarme descubría que estaba en mi cama, otras veces que le costaba más coger el sueño intentaba dormirlo conmigo y era yo la que me dormía antes, o el definitivo, cuando me incorporé al trabajo comenzó a tener más despertares nocturnos y la manera en la que yo podía dormir y descansar era mentiéndolo conmigo en la cama.

El colecho simplemente fue la respuesta efectiva a una necesidad creada.

La consecuencia fue que en nuestra casa, en nuestra familia, el sueño de nuestros hijos nunca ha sido un problema. Gracias al colecho hemos dormido tranquilos y felices y mis hijos han crecido sanos, sin traumas, sin problemas y sin consecuencias por esta “mala costumbre”.

El caso es que hoy de nuevo he vuelto a encontrarme con una entrevista al Dr. Eduard Estivill porque es tan original que ha revisado su libro y publicado de nuevo. Y juro que casi me ha entrado la risa al leer sus declaraciones, porque lejos de no aportar información objetiva, evidencia científica y tal me parece que, para querer tratar a los niños como a adultos en lo que al sueño se refiere, adopta una actitud de “y tú más” o “habla cucurucho que no te escucho” muy pueril.

No es que yo sepa más que nadie de sueño infantil, solo se del sueño infantil de dos hijos camino de los 5 y 8 años y un bebé cercano a los 6 meses. Poca cosa, vaya. Pero solo y exclusivamente en base a mi experiencia personal, puedo rebatir cada una de los argumentos que esgrime.

Como diría un buen forense, vayamos por partes:

“Duérmete niño’: Su método de enseñar a dormir tiene defensores y detractores, ¿qué les diría a los que opinan que es malo para los niños? 
Solo hay detractores en las redes sociales y no existen en el mundo científico. En la red solo hay opiniones personales o tendencias de moda sin fundamento. En el mundo científico no se cuestionan las normas que nosotros recomendamos; es
más, tanto la Sociedad Americana de Sueño como la de Pediatría recomiendan las mismas normas. Los padres no deben consultar a internet sobre temas médicos. Es mejor que consulten con su pediatra. Internet les confundirá.”

Los detractores, señor Estivill, no están en las redes sociales como si de robots se tratase. Los detractores, o gente que no estamos de acuerdo con su método, somos personas, personas que pensamos por nosotras mismas, que nos informamos, que tomamos decisiones. Personas que además de frecuentar las redes sociales salimos a la calle, nos relacionamos y confrontamos con otras. Padres que hablan con otros padres en la puerta del cole, en la sala de espera de la consulta del pediatra, en cumpleaños, en cualquier lugar. Padres que compartimos experiencias, intercambiamos opiniones, expresamos dudas. Claro que de lo que se habla cara a cara tomando café no queda constancia más que en nuestra propia memoria, pero los detractores NO están en las redes sociales. En las redes sociales lo expresamos y queda constancia de ello, es la única diferencia.

En el mundo científico sí se cuestiona dichas normas y hay mucha información y bibliografía al respecto. No existe el pensamiento único en lo que al sueño infantil se refiere, afortunadamente.  Y por mucho que digan los expertos americanos, en España también tenemos excelentes profesionales a los que remitirnos y la Asociación Española de Pediatría, en este caso, da unas recomendaciones entorno al sueño infantil muy razonables, respetando tanto a los padres que deciden dormir con sus hijos como a los que no.

Los padres no debemos consultar en Internet problemas médicos, cierto. Pero sí podemos y es recomendable buscar toda la información posible, contrastar la información recibida, buscar segundas opiniones y en la red también hay profesionales de la medicina que divulgan su saber. Porque por esa regla de tres, si no debemos consultar en Internet sobre temas médicos y es mejor consultar al pediatra -que dicho sea de paso, los pediatras por excelentes médicos que sean no son expertos en sueño-, no vamos a ir a las librerías a comprar su libro, es obvio para encontrar en él la fuente de la sabiduría suprema sobre el sueño infantil. Salvo que apliquemos la ley del embudo y lo ancho para el Dr. Estivill, claro.

Internet les confundirá. Claro, porque semos tontitos, no sabemos discriminar fuentes, información, datos y se nos tiene que explicar las cosas como si fuéramos niños de 5 años. Es un gran argumento, si señor.

“¿A partir de qué momento el niño debe dormir solo en su propia habitación?
Es
recomendable a partir de los 6 meses. Antes, es correcto que lo hagan
en la habitación de los padres sobre todo si la mamá le da el pecho, por
una cuestión de comodidad.”

Y si desde los 6 meses la mamá sigue amamantando a su bebé, que se joda y se levante de la cama cada vez que el bebé se despierte y llore para mamar. Porque en la misma habitación -no necesariamente en la misma cama, ojo-, no hará falta que el bebé llore ya que antes emitirá ruiditos, gorjeos que las madres escuchamos, será atendido antes de darle tiempo a llorar y una vez mame lo que necesite lo más probable es que vuelva a dormirse.

Pero según este experto del sueño infantil, mejor que el bebé llore, se espabile, de paso despierte a sus hermanos -si los tiene-, vecinos, no sea capaz de volver a dormir porque se ha desvelado pero llore porque tiene sueño y ¡hala, festa rachada!.

“¿A partir de qué edad puede aplicarse su método para que sea exitoso? 
En la nueva versión del ‘Duérmete niño’, que ha sido actualizada, ya sabemos enseñar a dormir a partir del primer día de vida. Aplicamos las rutinas adecuadas desde el nacimiento, basados en los estudios de sueño realizados en los fetos. Así evitaremos después tener que aplicar otras normas para reeducar el hábito.”

Del inventor de “mi método no es para niños menores de 3 años” llega “enseña a tu bebé a dormir desde que es cigoto”. Cuanto antes mejor, hombreya. Pobrecitos bebés, que aún no han abierto los ojos a la vida y ya tienen que aprender.

De verdad que yo no he enseñado a dormir a ninguno de mis hijos y oye, que ya quisiera yo dormir a pierna suelta como ellos. Es que estoy viendo a mi Bollicao que con sus 4 meses duerme más que mi gato y ¡qué envidia!. Y sí, se duerme solo sin necesidad de haberle enseñado, cosa que también me sorprende porque para mi lo normal sería que necesitara mi calorcito para dormir. Pero me ha salido independentista, qué le vamos a hacer.

¿Es compatible para un niño de pecho a demanda? 
Totalmente. Nosotros recomendamos la lactancia materna a demanda, sin confundir el pecho con un chupete. En el Duérmete niño’, versión actualizada, recomendamos normas correctas de sueño con la lactancia materna.

El pecho no es un chupete. Pero hay una succión nutritiva y una succión no nutritiva o afectiva -este dato debe desconocerlo su Eminencia-, ambas son necesarias y ambas alimentan, el cuerpo y la mente. Un bebé no solo debe estar alimentado, sino sentirse bien, seguro y a salvo. Supervivencia, lo llaman.

Y menuda contradicción eso de “normas correctas del sueño con lactancia materna”. La demanda rompe con todo lo que pretenda ser correcto. Porque la demanda no entiende de horarios ni rutinas, y tan normal es que un bebé no demande en 8 horas por la noche que lo haga cada dos. Que lo ideal y deseable por toda madre es lo primero, no lo voy a discutir. Pero que la realidad es que un bebé demanda cuando lo necesita y no hay una pauta fija en ello, pues tal cual.

Es como si  de repente plantearan unas “normas correctas de las evacuaciones fisiológicas con lactancia materna” y que pauten que un bebé tienen que cagar cuatro veces al día cada 6 horas, ni una más ni una menos. Ridículo, ¿verdad?. Pues tan natural -y placentero- es cagar como dormir.

¿Hay que dejar llorar a los niños para que se duerman solos? 
Nunca. Esto es lo que explicamos en el libro y que las personas que se lo han leído, han entendido correctamente. Los que opinan que nuestro método consiste en dejar llorar a los niños, es que no se han leído el libro.

Esto me recuerda un poco a es el vecino el que elige el alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde”. De nuevo toma a los padres por tontos y si han dejado llorar a sus hijos aplicando el método de marras, culpa de ellos por haber entendido mal las recomendaciones de su libro. Menudo caradura, es que hay que tener valor para mentir descaradamente y quedarse tan tranquilo.

Al menos es un avance que por fin reconozca que no hay que dejar llorar a los niños, a costa de haber dejado un rastro de víctimas de su método, eso no se lo quita nadie. Porque si hay algo peor que un martirio chino es el llanto desesperado del bebé. Cruel para el bebé, desesperante para los padres, consecuencias negativas de ello aparte.

No se debería dejar llorar nunca a ningún bebé, no hay nada beneficioso en ello.

“¿Qué opina del colecho que defienden algunos pediatras como Carlos González o Rosa Jové?
No conozco a las personas que me indica. He consultado en la lista de miembros de la Sociedad Española de Sueño y no pertenecen a ella. Tampoco tengo constancia de publicaciones suyas en las revistas científicas como ‘Sleep’ o la Revista de la Sociedad Española de Sueño. Supongo que solo deben tener presencia en Internet y no en el mundo científico. Respecto al colecho, nosotros no opinamos, sino que recomendamos lo mismo que la Sociedad Americana de Pediatría, que aconseja que no se practique.”

“No se, no me consta, no me acuerdo”. Lo siento pero esto me parece ya una falta de respuesta hacia estos reconocidos profesionales. Y aunque no fueran reconocidos, ni tan siquiera conocidos, son profesionales de su especialidad que merecen ser respetados igualmente y no ninguneados.

Respecto al colecho, la Asociación Española de Pediatría también emite sus recomendaciones, que no tienen por qué ser menos válidas que las de los americanos. Oye, qué perra le ha dado a este hombre con los americanos, que deben ser los únicos que saben de esto.

“¿Con qué problemas se encontrarán, desde su punto de vista, los padres que han practicado el colecho, cuando por fin quieren dejar a los niños dormir solos? 
Según los datos de las asociaciones de sueño y de pediatría, pueden haber problemas en los niños más
dependientes de los padres: no quieren ir a dormir a casa de otros niños o de los abuelos, si no duermen con ellos, y pueden tener más despertares nocturnos. En los padres, los problemas son conflictos de pareja, poca comunicación, inseguridad en el momento de impartir las normas, etc.”.

Peor que las siete plagas bíblicas, ya te lo digo yo. Un niño de 7 años que la primera vez que se va de campamento durante nada menos 15 días, casi me lo tengo que traer de vuelta obligado porque oye, ¡no quería volver el jodío!. Y yo sufriendo por él y él disfrutando feliz, haciendo amistades y viviendo nuevas experiencias. Una niña de 4 años que a la mínima que puede hace la maleta y se auto-invita a dormir en casa de su amiga tal o cual. Dos hijos para los que es fiesta dormir fuera de casa y que ruegan por favor dormir con sus abuelos todos los fines de semana. Y desde bien pequeños. Qué mal acostumbrados los tengo, qué traumas y qué problemas tienen.

Y digo yo, ¿qué tiene que ver el colechar con tener conflictos en la pareja, problemas de comunicación y tal?. Yo por las noches no me comunico con mi marido, por las noches duermo. O lo intento, porque sufro la desgracia de que mi marido ronca, que eso si es una fuente de conflicto y no el colecho. Por no decir que a día de hoy no me explico cómo colechando he concebido dos hijos más, ¡a ver si va a ser cosa de la paloma fecundadora!.

Y si no se ha acostumbrado al niño a dormir solo desde pequeño, ¿es demasiado tarde intentarlo a partir de los 5 ó 6 años? 
Nunca es tarde para enseñar un hábito. Podemos hacerlo a cualquier edad, pero lógicamente, cuanto antes se enseñe, más fácil será.

Te voy a contar un secreto. Dormí con mi madre hasta los 12 años. Y hasta los 16 años dormí con mi abuela. Es lo que pasa cuando hay muchos miembros de familia y poco espacio en una casa. Lo peor de todo es que, además de desear que hubiera una convivencia o campamento para dormir fuera de casa, el mejor día de mi vida adolescente creo que fue cuando por fin logré dormir sola en mi propia habitación, ¡por fin!  Lo deseaba desde los 5 o 6 años, como mínimo. Y sin que nadie me enseñara, será que yo era muy lista ya de pequeña y venía bien enseñada.

“Para muchos padres, la hora de dormir a los niños se convierte en una auténtica pesadilla: cuentos, nanas, historias… ¡acaban ellos durmiendo a los padres! ¿Qué pautas debe seguir un niño antes de irse a dormir? 
Hay que seguir unas rutinas fijas, el niño tiene que aprender a dormirse solito, con su muñeco y sus chupetes. Estas normas son las que explicamos en el libro ‘Duérmete niño versión actualizada’.”

Sí, debe ser una pesadilla leer un cuento a tu hijo para que se vaya a dormir. Que se vaya solito, desfilando, a ser posible sin mirar atrás ni regalarte un beso, hombre ya. La mili al lado de esto es cosa de blandos.

Colechar es el mal pero depender de un muñeco y un chupete para dormir es fantástico. No lo se porque mis hijos mayores no han usado chupete ni han dependido de un muñeco para dormir. Sí conozco niños que solo se duermen con su chupete y su muñeco y he visto cómo fuera de casa se han olvidado alguno de ellos y no han sido capaces de dormir porque les faltaba su “pupo” y su “queco”. Y no les vale otro chupete u otro muñeco, tiene que ser el suyo. Menudo drama, y no estoy de broma.

La consecuencia de no seguir estas pautas con mis hijos es que los pobres, si tienen sueño, se duermen, así sin más. Da igual dónde estén, cuando mis hijos tienen sueño se duermen encima de una piedra si hace falta. Y ya te digo yo que el único “Duérmete niño” que conocerán mis hijos será eso, la nana.

Desde luego, escribir un libro para explicar cómo enseñar a dormir a un niño con un chupete y un muñeco y pretender venderlo, es echarle huevos, perdóname la expresión.

Yo me pregunto, ¿no sería más útil explicar el proceso natural del sueño infantil, cómo funciona y se desarrolla su cerebro, para que los padres puedan entenderlo y normalizar las situaciones ante las que se puedan encontrar?. Vale, puedo entender que un hijo que no duerme es desesperante. Y que ante la desesperación sus padres buscan soluciones donde no las hay. Pero a veces se buscan soluciones porque no se entiende el por qué es así, no se va a la raíz del asunto, y la solución no es la idónea a lo que sucede.

Este señor se aprovecha de la desesperación de esos padres, de su debilidad, de su sufrimiento. No lo digo por decir, lo digo por los argumentos que he escuchado cuando padres que han aplicado este método me lo han contado. Normalmente lo han hecho con sentimiento de culpa, cosa que lamento muchísimo, porque debe ser frustrante sentirte culpable por intentar ayudar a tu hijo. Jamás diré que un padre o una madre es cruel por aplicar este método porque siempre pensaré que ante todo ha intentado hacer lo mejor por su hijo.

También conozco a padres que aseguran haber aplicado el método y que les ha funcionado. En esos casos suelo pensar que afortunadamente su hijo no tenía ningún problema para dormir y no es que el método haya funcionado, sino simplemente que ese niño se duerme, hagas lo que hagas. Por eso si aplicas el método en un niño que no tiene “problemas de sueño” -y entrecomillo porque los problemas de sueño que se suelen referir son normales con respecto al proceso natural del sueño-, funcionará, claro que funcionará.

Acabo de recordar que la primera vez que escuché hablar sobre enseñar a los niños a dormir y de Ferber (no te creas que esto del sueño lo descubrió Estivill, no se lo cree ni él) y tal fue en la película “Los padres de él” – o “Meet the Focker”, buenísima, me harto de reír siempre que la veo-. Ya por entonces, que yo aún no tenía hijos, me pareció una soberana gilipollez lo de tratar al bebé como un adulto, evitar el contacto, dejarlo solo jugando con sus juguetes, marcar distancias con él… Ay esa teta postiza jajaj. Una comedia buenísima pero para mi opinión una crítica muy acertada al “Método Ferber”.

Así que, para acabar, solo puedo decir que nosotros no Ferberizamos, nosostros Follenizamos.

 

12 thoughts on “Estivill, a mi no me vendes tu método

  1. Opiniones incorrectas

    Sólo con decir que no quiso aplicar su propio método con su nieto, no hace falta añadir nada más.

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  2. Laura ivm

    Genial, comparto contigo cien por cien, me ha encantado el post…

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  3. Núria Cabrerizo Rodriguez

    Hola, trabajo en un Espacio Familiar donde vienen mamás, papás y abuelos con sus hijos a jugar y pasarlo bien, y justo hoy hemos hablado de éste tema. Me recomiendas algún artículo o autor que hable sobre el sueño respetuoso, colecho, etc.. Para poder leerlo todos juntos? Yo obviamente pienso como tú y así se lo he expresado a las familias pero a veces parece que si no les llevo artículos lo toman como una simple opinión.. .muchas gracias

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    1. Alejandra La aventura de mi embarazo

      ¡Hola! Pues los enlaces que están en el post encontrarás esa información, te recomiendo que leas a Rosa Jové, Maria Berrozpe por ejemplo además de las propias recomendaciones de la ADPED.

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    2. MIM

      Lleva el artículo de la Asociación Española de Pediatría que se sale en el post, y más aval y credibilidad que eso, dificil.

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  4. Núria Cabrerizo Rodriguez

    Hola, trabajo en un Espacio Familiar donde vienen mamás, papás y abuelos con sus hijos a jugar y pasarlo bien, y justo hoy hemos hablado de éste tema. Me recomiendas algún artículo o autor que hable sobre el sueño respetuoso, colecho, etc.. Para poder leerlo todos juntos? Yo obviamente pienso como tú y así se lo he expresado a las familias pero a veces parece que si no les llevo artículos lo toman como una simple opinión.. .muchas gracias

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    1. anónimo

      Carlos gonzalez, mucho más lógico y razonable y acorde con el instinto natural

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  5. Piruli

    Lo dicho, una sarta de gilipolleces actualizadas…
    Que manía con que los niños no pueden dormir con los padres y luego te lo dice una persona que no sabe dormir sin su pareja…

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  6. Unadedos

    Hace años vi el método ferber en una serie americana, loco por ti, y era desesperante. Los padres en la puerta cronómetro en mano y el bebé llorando en la habitación. Uff cada vez que me acuerdo se me remueve todo, y mira que yo era adolescente y sin pensamientos de hijos, pero aquello era un sin sentido.

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  7. planeandoserpadres LTR

    Pues a mí me regalaron 3 libros de Estivill durante la preñez y claro, el del sueño es el primero que me leí, ya que la comida y el de las rutinas tendría más tiempo para interiorizarlos. Pues leí su famoso método y no em convenció nada. ya no sé si sería la versión moderna, la del medio o la recién actualizada, porque como este hombre cambia de teoría como yo de bragas, no sé cuál fue la que malinterpretaría yo. Pero el caso es que allí sí se dice que hay que dejar llorar a los niños. No con estas palabras, pero si te ponen algo así como "que salga todo ser humano de la habitación y que nadie vuelva a entrar hasta pasados 3, 5, 10, 15 minutos así se hunda el firmamento", lógicamente, interpretas que si llora no puedes entrar. Y como lo pone un libro… Un libro donde además leí que los niño son muy cuentistas, y hasta capaces de provocarse el vómito con tanta llorera sólo para convencerte de que entres… ¡qué bichos tan malos parimos! A mí no me convenció el método, y no lo apliqué. De hecho mi bichilla se está criando asalvajada sin método alguno, y no, no duerme ni del tirón ni sola toda la noche a sus 2 años (según Estivill esta ya se me habrá echado a perder y será una criatura irrecuperable) pero ojo, que también hay estudios que dicen que en los países en los que no se colecha y se separa a los bebé demasiado pronto de sus madres, estos acaban volviendo a la cama de matrimonio en torno a los 6 años. Y con el tamaño que tenemos en esta casa ¡a esa edad sí que va a ser inviable el colecho!

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  8. anónimo

    Amén, chapó, olé tú, y sinónimos varios. Comparto tú opinión

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  9. Amaya (La libreta de Amaya)

    Mi hija de 9 años sigue teniendo problemas de sueño. La snoches no han sido nada fáciles ni ha querido irse a dormir fuera ni ha resultado un proceso tan natural como el tuyo. Te aseguro que he leido Estivill, Elisabeth Pantley y todo lo que ha pasado por mis manos. Hemos probado metodos, infusiones y jarabes. El colecho ha sido una solucion parcial. Pero estoy segura de que el seño Estivill no ha tenido una hija como la mia o se comeria sus palabras con patatas!!

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