Sobreviviendo a la vuelta al cole

En esta semana de vuelta al cole hablamos de adaptación de los niños a la escuela, los nuevos horarios, volver a encontrarse con sus compañeros, hacer nuevos amigos, comenzar una nueva etapa -guardería, primer año de colegio, cambio de centro…-, todo son novedades para nuestros peques y procuramos que sea lo menos traumático posible, para que se adapten progresivamente.

Muchos padres desean que llegue esta época porque los niños están ya necesitados de rutinas y ocupaciones -yo debo ser rara, se me ha hecho cortísimo el verano y me ha dado mucha pena esta vuelta a la normalidad-, de tener cada uno su espacio, no hacer cábalas para dejar los niños atendidos mientras van a trabajar.

¿Y nuestra adaptación? Porque aquí una servidora va arrastrando el pellejo. No exagero ni una mijita. La semana pasada fue ligth porque solo iba la peque a la guarde y dos o tres horas como máximo con esto del período de adaptación. Esta semana ha empezado lo gordo, llevar y recoger a dos niños a dos lugares diferentes, a la misma hora.

Hemos pasado de las no-prisas, los horarios relajados y la irresponsabilidad del verano -entiéndase, no tener que madrugar y por ende ser algo más flexibles en la hora de acostarnos- a tener que cumplir un horario, cenar y acostarnos a una hora prudente.

Mis hijos lo están llevando bien, ellos siguen durmiendo a pierna suelta aunque en lugar de esperar a que se despierten toca sacarlos de la cama cuando parece que están en lo mejor de sus sueños. Están entretenidos durante toda la mañana y por la tarde salen a jugar como de costumbre, aunque ahora subimos antes para no acabar a las mil con la rutina baños-cena-cuento-cama.

Yo estoy que me caigo por las esquinas. Me está acostando adaptarme al horario la misma vida y a estas horas -las 11 de la mañana- de jueves tengo los ojos pegados, no paro de bostezar y por mi me iría a plegar la oreja a mi casa. No doy pie con bola, esta mañana cogí el coche para hacer unos recados y casi acabo en Parla de la caraja tan grande que llevaba.

Soy ave nocturna. Me encanta quedarme en el sofá viendo una serie o una película con la tranquilidad de la noche, la luz tenue, los niños acostados, en silencio y tranquilidad… En cuanto acaba una zapeo para ver qué viene detrás y como tengo un horario bastante majo -abro a las 10 de la mañana y vivo al lado de la tienda- puedo acostarme a las 2 de la madrugada y dormir lo necesario. Claro, la irresponsabilidad del verano, los niños no tienen que madrugar e ir a ningún lado, yo me levantaba, ducha rápida, desayuno y a currar, fenomenal. Además con la facilidad de acostarme y caer roque al momento y no abrir el párpado hasta la hora de levantarme.

Vuelta al cole. Nada de dormir desordenados, cada uno a su cama. Antía desde hace unos días en su habitación y para que no duerma sola, como su cama es grande, su hermano le hace compañía y duermen juntos. Nada de ver la tele tranquilamente en el sofá después de cenar, ahora hay que echar el ratito con ellos en la cama hasta que se duermen -ratito, lo que se dice ratito, más bien un rato largo- con la suerte de no dormirme yo también y poder tener un momento de relax en el sofá.

Intento acostarme como muy tarde a las 12,30 pero no se si por la falta de sueño -que no es, porque la primera cabezada la echo en el sofá aunque no quiera-, la falta de mi niña a mi lado en la cama, saber que al día siguiente tengo que levantarme a una hora muy prudente, eso de caer roque estos días es una utopía. Más bien doy vueltas, pierna para acá, brazo para allá, intentando conciliar, y cuando tras un largo rato parece que ya me viene el sueño profundo, escucho a la niña. Con suerte seguirá durmiendo, lo normal es que me tenga que levantar e ir a tranquilizarla. Entonces me quedo en duermevela con la cosa de que se va a despertar, quizás se desoriente, a ver si no sabe que estoy en mi cama… Y me dan las 8 de la mañana habiendo dormido nada y menos.

Entonces toca levantar a dos niños, dar el desayuno a dos niños, vestir a dos niños, salir corriendo con dos niños. Ya no me vale eso de llevar a la niña en pijama, medio dormida o dormida entera y metidita en la mochila ergonómica, ahora tienen que salir los dos apañados para echar toda la mañana en sus respectivos coles. Y después trabajar, que de eso no me libra nadie, afortunadamente estos días con muuuuuucho trabajo -y ojalá fuera así todo el año- con la venta de los uniformes, mañana y tarde, parando a mediodía para comer y echar un ratito en casa con los niños. Y cuando cierro vuelta a las rutinas nocturnas.

Así que sí, lo estoy llevando fatal. Hoy voy al ralentí y me está costando muchísimo rendir medio en condiciones. No veo la hora de que llegue el fin de semana para abusar de la diosa pereza y perranganear en la cama. Y siendo mala, hasta tengo ganas de que haga frío y llueva para tener una excusa para no salir de casa. Ay omá, con lo que yo era…

Se que es cuestión de días que mi cuerpo se adapte a los nuevos horarios y vuelva a dormir en condiciones, o eso espero. De hecho, que la niña duerma en su cama será reversible en el momento en el que me de más despertares nocturnos de los necesarios, porque hasta ahora dormíamos estupendamente y como sea el hecho de pasarla a su cama lo que me quita el sueño, tengo claro que vuelve en cerocoma. Que el sueño es sagrado.

Y vosotr@s ¿Os habéis adaptado ya a la vuelta al cole u os está costando tanto como a mi?

4 thoughts on “Sobreviviendo a la vuelta al cole

  1. Mamá en Bulgaria

    Mi hija mayor empieza el lunes y ya siento escalofríos.. Y la segunda parte del curso el horario es de 1 a 5 de la tarde, cómo voy a poder buscar trabajo así? Bufff

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  2. Miss y Mister Golosina

    Toda la razón. Se habla mucho de la adaptación de los niños, a la rutina, al cole, al sueño… Pero y nuestra adaptación? Sin duda creo que es mucho más dura que la de ellos, jaja. Nuestra ventaja es que como adultos se supone que tenemos recursos para superarlo 😉
    Un beso

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  3. Mo

    Yo me adapto rápido a los cambios físicamente, pero emocionalmente caca de la vaca. No me gusta estar todo el día con el petardo en el culo para cumplir con los horarios. No me gusta nada. Lo bien que se estaba en verano..Aixxxx….
    Besotes y ánimos!

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  4. Yo y mis mini yos

    Yo es que siempre empiezo el año (que para mi empieza en septiembre mas que en enero, jejeje!) con mucha energia, y luego ya poco a poco me voy desinflando! Eso si, yo necesito mis 8h de sueño a menudo, asi que soy de acostarme MUY pero-que-muy temprano (a veces media hora despues de los peques!), leo y duermo como un liron! Sino, no podria!

    (con decirte que hoy he ido a un curso de yoga a las 7 de la mañana – si, si, de la mañana! – para empezar el dia con alegria!!! jajaja)

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