Y parece que fue ayer cuando sentía sus pataditas en mi barriga… Este año hemos sido unos padres un poco egoístas porque no hemos estado con Iván el día de su cumpleaños, porque estábamos de luna de miel en un maravilloso crucero por las Islas Griegas. Jugamos con la carta de que todavía es pequeño, aún no tiene suficiente conocimiento y por lo mismo no nos lo echará en cara, aun así no dejamos de llamarlo por teléfono desde Mykonos para cantarle su cumpleaños feliz, y es que aunque el viaje haya sido muy placentero, no hemos dejado de echar de menos a nuestro príncipe.
Así que tan pronto hemos llegado del viaje nos hemos puesto manos a la obra para celebrar el cumpleaños, con unos pocos días de retraso… pero se ha hecho, el 29 de julio, y con éxito total.
Prometo fotos, ahora me corría más prisa contaros estas pequeñas cosas.

Desde que nació nunca habíamos estado separados de Iván, y lo hemos echado mucho, pero mucho, de menos, y a pesar de haber sido solo 10 días no hemos podido evitar verlo ¿más alto? ¿más delgado? ¿más hablador? no se si son alucinaciones de padres tras días de separación o si realmente es así. El caso es que la noche que llegamos la familia nos esperaba en el andén de la estación, y si ben iván se alegró de vernos, al principio nos huyó y se iba corriendo a los brazos de la abuela. Ahí me sentí un poco madre culpable y creí que era mi merecido por haberlo dejado tantos días para irnos a disfrutar solitos.
Pero por suerte duró poco, esa misma noche durmió pegado a mí y desde entonces no se despega, todo el día “mamá, mamá”, con besos, abrazos y hasta un tierno “mamá te teroooooo” quehace que se me caiga la baba a litros.
Esos días que estuvimos fuera su abuela se encargó de enseñarle muy bien su papel de cumpleañero, y de camino a la fiesta él solito iba cantando “upeanos eliiiiiiiiiiii” y soplaba al terminar la canción, estaba ensayando para el gran momento. Y como no, lo cumplió con éxito, esperó paciente delante de la tarta mientras todos los amiguitos y los mayores le cantábamos, y al finalizar sopló la vela, sin apagarla, hasta que su mami a la tercera vez le ayudó con un soplidito.Pero todo un orgullo, mi niño este año ha tenido conocimiento de lo que es cumplir años, ha disfrutado su fiesta, ha soplado su vela, se ha comido su buen trozo de “tata” y ha abierto todos sus regalos. Y los papis lo hemos vuelto a disfrutar con muchísima ilusión y un poco de nostalgia porque nuestro bebé se ha ido no recordamos ya cuando y vemos que poco a poco vamos criando a un niño, nuestro niño.
Ayer Iván vio su vela de cumpleaños sobre la encimera, la cogió, me la trajo y me dijo “mamá, upeanos eliiiiiii” y sopló dejando escapar una babilla jajajaja y yo le pregunté “¿cuántos años tiene mi niño?” “¡DOOOOOOOOO!”

Qué gran regalo me ha hecho la vida dejándome ser la madre de este renacuajo.